Más de una docena de ataques suicidas con coches-bomba, sobre todo en zonas chiíes de la capital, dejaron 71 muertos y casi 200 heridos. EFE
Una bomba que estalló en un minibús en Bagdad y un ataque suicida con un camión cargado con explosivos al norte de la capital iraquí mataron a por lo menos siete personas e hirieron a 34 el martes, dijeron las autoridades. Los ataques siguieron a un día particularmente sangriento que cobró más de 70 vidas.
Una oleada de matanzas ha causado más de 450 muertos desde comienzos de mayo y ha suscitado preocupación de que Irak se encamine hacia un baño de sangre por enemistades sectarias.
Cinco pasajeros murieron cuando una bomba estalló en el vehículo en que viajaban por la Ciudad Sadr, un distrito de mayoría chií, dijo un funcionario de policía. Agregó que cinco policías y 20 civiles resultaron heridos.
Otro policía dijo que un atacante suicida detonó su camión cargado de explosivos después de pasar por un puesto policial en el pueblo de Tarmiya, al norte de Bagdad, donde mató a un policía y un civil. El pueblo está a 50 kilómetros (30 millas) al norte de Bagdad.
Dos funcionarios médicos confirmaron las bajas. Todos hablaron con la condición de no ser identificados por no estar autorizados a dar información.
El lunes, más de una docena de ataques suicidas con coches-bomba, sobre todo en zonas chiíes de la capital, dejaron 71 muertos y casi 200 heridos.
Alarmado por el creciente número de víctimas, el enviado de las Naciones Unidas, Martin Kobler, instó el martes a las autoridades iraquíes a hacer todo lo posible para contener la violencia. "Es su responsabilidad de poner fin ahora al derramamiento de sangre", afirmó.
Kobler ha insistido a las autoridades iraquíes que acepten un diálogo a medida que se agravan las tensiones políticas.
Advirtió el martes a los dirigentes políticos que no permitan que los terroristas se aprovechen de sus diferencias políticas y pronosticó que "el país se sumirá en una incógnita peligrosa si no actúa inmediatamente".
Nadie se atribuyó responsabilidad por la ola reciente de ataques, que tienen las características de los insurgentes suníes bajo la conducción de la filial de al-Qaida en Irak, conocida como Estado Islámico de Irak. Parecen destinados a provocar la reacción de la mayoría chií como los que llevaron a Irak al borde de la guerra civil en 2006-2007.