El planteamiento de una educación multicultural, que nos permita hacernos este y otros planteamientos ante la muerte y tratar de darles respuesta, surge de la constatación y el reconocimiento de la diversidad cultural existente en nuestra sociedad mexicana y no sólo nos referimos a la presencia de culturas étnicas diversas o a los grupos indígenas, por ejemplo sino a los múltiples referencias culturales que coexisten entre nosotros, al grado de atrevernos a asegurar que cada familia posee códigos de cultura diferentes.
La propia interacción entre culturas, se considera un hecho educativo en sí mismo y no cabe duda que la escuela es el espacio privilegiado para el encuentro y el desarrollo de las actividades multiculturales, que nos permiten el encuentro de las culturas familiares diversas.
El problema sigue siendo que en la escuela sólo tratamos contenidos programáticos y jamás nos planteamos la necesidad de abordar temáticas relevantes para nuestros alumnos (y para los propios profesores) como la vida, el ser feliz, el cómo amar o cómo enfrentar la muerte; sólo por mencionar algunas.
Es responsabilidad de la escuela, por lo tanto que dicha diversidad cultural, se viva desde las mejores condiciones de igualdad, equidad, naturalidad y cordialidad, que nos posibilite enriquecer el pensamiento lateral y transversal, respecto a estos temas en la comunidad escolar.
La educación tiene entonces la misión de contribuir a que los alumnos desarrollen las capacidades necesarias para desenvolverse como ciudadanos en sociedad, estas capacidades tienen un alto contenido sociocultural y abordan temáticas relevantes por su repercusión social y que se relación indefectiblemente con la muerte (la nuestra y la de los demás) como son la violencia, la desigualdad, la discriminación, el poco cuidado de nuestro medio ambiente, la equidad de género y la no violencia hacia las mujeres, la educación para la paz, el derecho a la salud, etc.
Los esfuerzos educativos deberán dirigirse a que los alumnos comprendan a cabalidad las problemáticas que derivan en situaciones riesgosas, que nos pueden llevar a perder la vida y que además puedan elaborar juicios críticos al respecto y desarrollar actitudes y comportamientos responsables.
Los modelos de educación multicultural en México, que nos permiten abordar estos temas relevantes, no existen y resulta difícil ofrecer una visión clara de dichos modelos y sobre todo de cómo abordar el tema de la muerte, por ejemplo; sin embargo existen clasificaciones que nos pueden ser útiles para entender cómo se ha transitado por esta novedosa forma de educar a las generaciones venideras.
Por ejemplo, se han seguido los criterios de ideologías dominantes, que pueden ser conservadoras, neoliberales o sociocríticas, en los que, la multiculturalidad cambia de manera importante. Desgraciadamente al abordar temas difíciles, como el que ahora planteamos, seguimos siendo extremadamente conservadores.
Se reconoce que existe una sociedad multicultural, que tiende al enfoque conservador, por lo que estos temas están vedados y ni en la familia misma se abordan; entonces se logra entender que este enfoque surge de la negación que la propia sociedad y la comunidad presentan, por lo que temen abordar el tema de la muerte.
Es aquí donde surge la necesidad de aceptar, entender y mantener la diversidad y el pluralismo cultural; la escuela es la que proporciona las condiciones requeridas para que lo anterior se logre, pero la pregunta sigue quedando en el aire: ¿Cómo abordar el tema de la muerte con los estudiantes? Me permito respetuosamente hacer algunas precisiones y recomendaciones: primero, no son temáticas que deban abordarse con alumnos pequeños, porque no tienen la madurez necesaria para entenderlas y su concepto de muerte no está desarrollado, sugiero que se aborden de manera científica con alumnos de 10 años en adelante.
Segundo: no significa que pongamos en el currículo una asignatura sobre la muerte o una unidad al respecto, sino que son temas importantes que se abordan de manera transversal en las diferentes asignaturas, a través de la reflexión y el análisis, los estudios de caso, las experiencias personales del profesor y de los alumnos, las evidencias clínicas, la visión cultural que tenemos los mexicanos al festejar a la muerte como lo hacemos y muchos más etcéteras.
Tercero: generar en los estudiantes una verdadera cultura del debate respecto a la prevención y la protección que debemos promover en la preservación de la vida, como decía R. Bradbury: "No intento describir el futuro, intento prevenirlo"... ya que al final, todos sin excepción habremos de morir.
Ante estas consideraciones, es necesario comprender junto a los jóvenes que ante la muerte, el único camino que nos queda es vivir "a tope", es decir, disfrutando, compartiendo, amando, entendiendo, emocionándonos, dando lo mejor de nosotros y siempre promoviendo el vivir el ahora, la inmediatez, sin las culpas del pasado y los miedos al futuro.
Por todo lo anterior es necesario compartir con nuestros alumnos lo imprescindible que es discutir estos temas, no sólo por el "Día de Muertos", sino porque, ante la inminencia de morir, requerimos disminuir en lo posible la angustia, el miedo, el sufrimiento, el dolor y el desamparo que dicha realidad nos enfrenta, lo que nos permitirá comprender a la muerte como una fase más e inevitable de la vida.
Agradezco sus comentarios a: rolexmix@hotmail.com