En México 38 de cada cien hogares en el país ha tenido que realizar acciones para poder proteger mejor su vivienda ante un eventual ataque de la delincuencia, según lo señala la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública ( Envipe 2013), en dichas obras el gasto promedio ha sido de 4 mil 707 pesos por casa.
Arreglos tales como colocación de rejas, sustitución de chapas, puertas, ventanas, hasta la contratación de servicios de alarma, así como levantamiento de bardas, son algunas de las acciones que los mexicanos hemos tenido que hacer para poder resguardarnos un poco mejor ante el azote de los ladrones.
En el ranking estatal que se desglosa en esta encuesta, el estado de Nuevo León aparece como la primera entidad donde la percepción de inseguridad es más alta, con una respuesta del 74% que afirma percibirse como inseguro. Coahuila ocupa el segundo sitio, con un 70% de los coahuilenses que respondió que igualmente se siente inseguro. El Estado de México es el tercero que aparece en este escalafón con un 69.2% de respuestas afirmativas. Durango aparece con un 57.4 de percepción, tres décimas por debajo de la media nacional.
En el marco del Día Internacional de la No Violencia, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer en la república mexicana que el año pasado de 27.7 millones de delitos que se cometieron en el país sólo el 7.9% fue denunciado, por ello la cifra negra de delitos no denunciados asciende a la escalofriante cifra de 92.1%.
Igualmente, dentro de la información que dio a conocer la encuesta, se establece que 7 de cada diez coahuilenses identifican a la inseguridad pública como el primer problema de preocupación. El índice en este sentido a nivel nacional es de 6 mexicanos por cada 100.
Los delitos que más frecuencia presentan son el de robo o asalto en la calle o transporte público con el 28.6%; extorsión con un 21.6%; seguido por el robo parcial y total de vehículo con el 9.4%; robo en casa-habitación ocupa el 7.6%; lesiones con el 3.9%; y el resto de los delitos, que incluyen secuestro y delitos sexuales, alcanza el 3%. De estos últimos el 78.6% de las víctimas es mujer.
Ante toda esta información el gobernador de Coahuila, Rubén Moreira expresó que la percepción de inseguridad es causada por las notas publicadas en medios de comunicación, donde el 70% de los coahuilenses dice sentirse inseguro, es más por el clima que generan los medios que por la realidad, ya que presume, como lo es, que ciertamente ha ocurrido un descenso del 50% de los homicidios en el estado.
Torreón por supuesto que también tiene una estadística a la baja en ese sentido. No es el caso de los robos con violencia, donde las tendencias resultan idénticas a las de 2012.
Resulta irónico que Rubén Moreira quiera evadir la realidad de que la seguridad pública en Coahuila está mejorando, y esta sensación de que las cosas siguen difíciles son invenciones de los medios de comunicación.
Se equivoca el gobernador, las cosas al menos en Torreón, en cuestión de seguridad patrimonial (porque se reconoce sin cortapisas que por fortuna los asesinatos sí van a la mitad del año pasado) siguen color de hormiga.
Hace no más de 60 días en un consultorio situado en el segundo cuadro de la ciudad, un par de mis parientes, en segundo grado por afinidad y tercero por consanguinidad, sufre un asalto junto a la doctora consultante y el resto del personal que ahí se encontraba. Por fortuna sólo se trató de un mero asalto, y por supuesto, tuvieron que vivir la angustia y el drama de verse sometidos a tan terrible trance.
El lunes pasado otro pariente, en tercer grado de consanguinidad, sufre el asalto de unos de sus empleados. Justo cuando los ladrones acechaban a la estación de servicio, para vía punta de pistola, amagar a determinados trabajadores y despojarlos del corte de caja.
Ayer, ocurre un asalto (se dice psicológico) en una tienda de autoservicio, sito en el bulevar Independencia en la colonia Navarro, y en ese lugar otro pariente, en esta ocasión en primer grado de consanguinidad, es testigo pasivo del hecho.
Así entonces, aunque el gobernador responsabilice a los medios de que en Coahuila la percepción es de inseguridad, pero no así la realidad, tendría yo que preguntarme que quizá una especie de maldición pesa sobre mi familia, que en menos de dos meses hemos padecido los embates de los delincuentes. Tal vez sólo a nosotros nos pasa y no al resto de la población. Lo que estoy seguro es que a Rubén Moreira no le sucede, él tiene todo el aparato estatal para ser inalcanzable por asaltantes comunes que tanto azotan a los ciudadanos de a pie. Pero como dice el gobernador, depende de los medios la percepción, no de la real inseguridad en Coahuila (o al menos en Torreón).