Los restos de una jovencita encontrada muerta de un balazo en la cabeza el sábado 20 de julio en unas parcelas cercanas a la colonia San Isidro, de Lerdo, Durango, terminaron en la fosa común, toda vez que no fue identificada.
La tarde del día de los hechos, el agente de Homicidios en turno, personal de servicios Periciales, elementos de la Dirección Estatal de Investigación, así como personal Militar, se dieron cita en el lugar, ubicando entre las parcelas el cuerpo de una jovencita, la cual a simple vista presentaba un impacto de arma de fuego en la cabeza.
Era una joven de entre 15 y 20 años de edad, de 1.50 de estatura, delgada, morena, con cabello largo y negro, la cual vestía una blusa sin mangas color naranja con blanco, pantalón rosa, calcetines blancos y tenis blancos.
Se hablaba que la jovencita podría ser de Ciudad Juárez, Chihuahua, e incluso acudió el padre de la muchacha al Semefo, pero no la reconoció debido al avanzado estado de descomposición, además que tenía años sin verla, ya que se había separado de su esposa, quien no acudió con él.