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Ser, servir y reconocer

Contexto lagunero

Por Juan Manuel González

Voy a narrar una vieja historia que me contaron en Monterrey hace más de 30 años. Al principio del uso de la moneda, por los siglos VI ó VII antes de nuestra era y en lo que hoy se conoce como Turquía, un viejo mercader se sorprendió gratamente al vislumbrar el potencial que tenía ante sí por el hecho de dejar atrás el intercambio tradicional para dar paso al manejo de monedas de oro y plata: la venta de seda china, o especias de la India le permitirían utilidades cuantiosas con la reventa. Muy pronto el volumen de sus transacciones y utilidades rebasó su capacidad hasta alcanzar su nivel de incompetencia.

Pero la alta motivación que esto generó en el mercader, además de su dedicación y enfoque a objetivos bien definidos, hicieron que reconociera que necesitaba colaboradores que le ayudaran en su dinámica de negocios y procedió a buscarlos y a contratarlos. En su proceso rústico de reclutamiento, selección y capacitación, buscó colaboradores con un alto potencial en cinco factores: Dedicación, Calidad, Honestidad, Responsabilidad y pasión por la Excelencia. Con una buena estructura de sueldos, la estrategia de crecimiento generando empleos y apoyando el desarrollo de su región, estaba garantizada. En poco tiempo y con cinco personas bajo su liderazgo, el viejo mercader y sus productos gozaban de gran fama en todo el viejo mundo.

Los clientes que acudían a las tiendas del mercader preferían negociar en su tienda antes que en cualquier otra porque sus precios eran los más competitivos y la calidad de sus productos era la más alta en el mercado. Pero algo que provocaba altamente la recompra haciendo que sus clientes regresaran una y otra vez, era el excelente nivel de atención y buen servicio que el viejo mercader y sus cinco colaboradores garantizaban a cuanta persona los visitara. Por lo general, rebasaban las expectativas de los clientes.

El mercader decidió establecer sus primeras sucursales en otras comarcas, una idea fantástica que lanzaría el éxito de su negocio hasta las nubes. Decidió crear cinco nuevas sedes, una para cada trabajador de los contratados inicialmente. Les dio empoderamiento -la posibilidad de "gerenciar" con autonomía e impulsar el crecimiento de los nuevos negocios- con el compromiso enorme de replicar su gestión bajo los siguientes postulados: a) Rentabilizar el negocio, b) Servir bien a todos los clientes, c) Asegurar siempre el mejor precio, d) Reclutar a un colaborador sustituto y e) Preparar al sustituto haciendo énfasis en la Dedicación, Calidad, Honestidad, Responsabilidad y pasión por la Excelencia.

Creando de esta forma la primera empresa trasnacional de comercio, al cumplir un año de operaciones en las cinco sucursales, el mercader llamó a sus gerentes para la primera reunión de rendición de cuentas. Cada uno de los presentes dio inicio a sus informes. Todos hacían gala de los buenos resultados enfatizando el cumplimiento punto a punto de lo encomendado. Las arcas de esta gran empresa rebosaban de utilidades, así que, con la venia y mirada atenta del viejo mercader se dio paso al festín y al desborde de alegría. Ya entrada la noche, el viejo requirió de un momento de silencio para dar paso a un gran anuncio: "Han realizado ustedes un trabajo magnífico y ha llegado el momento de premiarlos, compartiré con ustedes mis ganancias". Grandes aplausos retumbaron en el recinto, la algarabía y los rostros satisfechos adornaban el ambiente, gracias a la buena fortuna y la bondad infinita del mercader.

!Pero esto no es todo! - Dijo el mercader pidiendo silencio -. "En seis meses, tendremos nuevamente nuestra reunión, así que seguramente estaré muy complacido de ver una vez más sus maravillosos resultados". Al terminar la reunión, los cinco gerentes regresaron dichosos a sus lugares de trabajo.

Los cinco gerentes, muy motivados y muy pensativos sobre lo acontecido, diseñaron sus nuevas estrategias para implementar al interior de los negocios, planearon y ejecutaron cambios sutiles, pero efectivos que estaban seguros arrojarían los mejores resultados en los seis meses siguientes. Pasado el tiempo y unos días antes del nuevo encuentro, el mercader les envió un mensaje: "Saludos, como es bien sabido, estamos próximos a la fecha de nuestro encuentro, para esta ocasión su presencia no será requerida, mas sí la de su gran colaborador sustituto".

Los gerentes, muy confundidos no tuvieron más remedio que enviar a sus colaboradores con los presentes para el viejo mercader y por supuesto, con las utilidades y resultados que sus negocios arrojaron durante este tiempo. El día de la cita, el mercader entró al recinto y de inmediato los colaboradores se dieron paso a entregarle los presentes y los montones de bolsas que contenían una gran fortuna en oro y plata. El viejo, dio las gracias a cada uno y les preguntó: "¿Cómo se llaman?, cada uno de los presentes respondió con su propio nombre. El mercader una vez más se dirigió a ellos preguntándoles: ¿Qué han aprendido de sus mentores? Un silencio absoluto imperaba en la sala, nadie pronunciaba una sola palabra. El viejo de nuevo preguntó ¿Acaso no aprendieron nada en todo este tiempo? Y nuevamente el silencio reinó. Mientras ordenaba el regreso de los presentes a sus respectivas comarcas le envió un mensaje a cada uno de sus cinco gerentes.

El mensaje decía: "Estimados amigos, los resultados económicos han satisfecho una vez más y con creces el primer período, espero que este gran resultado no haya estado motivado sólo por el hecho de esperar una mejor recompensa que en el encuentro anterior, los resultados del primer período muestran que los preceptos uno, dos y tres, están satisfechos, cada uno de ustedes envió a su recluta, así que el cuarto mandato lo damos por satisfecho. Con respecto al quinto mandato, sí, el de preparar al sustituto en los temas de Dedicación, Calidad, Honestidad, Responsabilidad y Excelencia, no se cumplió, si estos valores, que son la representación misma de nuestra historia, de nuestra filosofía, no los ponemos también en la mente de nuestro personal, jamás tendremos colaboradores que los representen o que lo enseñen a otros creando y forjando nuestra cultura. Creceremos sí, pero sin sostenibilidad. Será un crecimiento vacío, nuestra gente no se rasgará sus vestiduras en defensa de esta empresa, jamás se esforzará más de lo debido porque lo único que cada uno tuvo como experiencia fue nada más que un trabajo que le permitió "ganarse el pan" y eso se puede lograr en cualquier parte. Si deseamos personas realmente comprometidas, que nos aprecien como organización, debemos enseñarles con el ejemplo y con buenas lecciones que "ser" es tan importante como "producir", que "servir" es tan importante como "ganar" o que "reconocer" es tan importante como "crecer". Recuerden que los guerreros defienden su honor, el de su patria o el de su familia porque allí aprendieron valores, si queremos grandes guerreros en esta empresa ya sabemos que es lo que deben aprender.

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