Ven difícil tarea. Los especialistas dudan del plan de desarme químico en Siria. En la imagen Assad y Barack Obama.
La propuesta de Rusia para colocar el arsenal de armas químicas de Siria bajo control internacional con el fin de desmantelarlo requeriría una operación larga y complicada, tanto más difícil dada la profunda falta de confianza a lo que se suma la falta de un inventario.
Los expertos creen que Siria tiene mil toneladas de agentes químicos bélicos colocados estratégicamente en varias decenas de sitios en todo el país, y su sola transferencia en medio de los combates presenta una pesadilla logística y de seguridad.
Hasta ahora se conocen muy pocos detalles sobre el plan que el canciller ruso Serguei Lavrov anunció el lunes, parte de una ola de actividad diplomática enfocada en impedir ataques encabezados por Estados Unidos en represalia por un letal ataque con armas químicas el 21 de agosto cerca de Damasco. Siria aceptó inmediatamente la iniciativa, respaldada en rápida sucesión por Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos como una idea que vale la pena explorar. Rusia, el aliado más poderoso de Damasco, dice que ahora está trabajando con el gobierno sirio para que proponga un plan de acción detallado.
Pero el proceso está lleno de desafíos, y se llevaría a cabo en medio de una intensa guerra civil y ante un régimen opaco que hasta ahora nunca ha confirmado formalmente que posee armas químicas. Probablemente la operación se complique aún más debido a la falta de confianza entre los principales partidarios del régimen y los opositores de éste en la comunidad internacional.
"Esta situación es distinta a cualquier otra que hayamos visto hasta ahora", dijo Jean Pascal Zanders, consultor independiente en armas químicas y experto en desarme.
Se dice que el régimen del presidente Bashar al Assad tiene uno de los mayores arsenales de armas químicas del mundo, incluidos el gas mostaza y el gas neurotóxico sarín. Desde hace tiempo existe la preocupación de que pudiera desatar su uso en mayor escala, transferir algunas de ellas al grupo extremista libanés Jezbolá, o que agentes químicos pudieran caer en manos de milicianos de Al Qaeda en las filas rebeldes.
Muchos se muestran escépticos de que el régimen sirio cumpla sus compromisos. El gobierno ha aceptado acuerdos de último momento con la comunidad internacional para ganar tiempo, pero luego ha discutido en torno a los detalles o se ha retractado de sus promesas. Un ejemplo ocurrió en marzo, cuando Siria pidió una investigación inmediata de la ONU por un presunto ataque con armas químicas cerca de la ciudad de Alepo. Luego las negociaciones se alargaron hasta agosto antes de que se llegara a un acuerdo.
"Los detalles no atendidos pueden provocar problemas graves después", dijo Ralf Trapp, consultor en desarme que trabajó para la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPCW, por sus siglas en inglés) de 1997 a 2006. "Ninguna de las partes (en el conflicto en Siria) tiene una reputación de apegarse a los acuerdos durante largos períodos".
Siria cambió: Obama
En un mensaje a la nación, el presidente Barack Obama afirmó ayer martes que durante mucho tiempo resistió las exhortaciones para atacar Siria porque no creía que la fuerza podía solucionar la guerra civil en ese país, pero cambió de opinión después de que el gobierno sirio usó gases letales contra sus ciudadanos.
El uso de armas químicas el 21 de agosto cambió su forma de pensar y ahora Estados Unidos debe responder con un ataque militar para desalentar el uso de ese tipo de armamento en el futuro.
Obama dijo que el mundo vio miles de videos, imágenes tomadas con teléfonos celulares y mensajes en las redes sociales sobre el daño infligido por el ataque con armas químicas en las afueras de Damasco. El mandatario indicó que nadie pone en duda que se utilizaron armas químicas en Siria, acción que viola el derecho internacional y representa un "peligro para nuestra seguridad".