El reloj marcaba las 20:00 horas del miércoles 4 de julio de 1990 en el estadio 'delle Alpi' de la ciudad de Turín, Italia. Ingleses y alemanes hacían una entrada pletórica, cual gladiadores dispuestos a brinda un espectáculo en el gran circo romano, el Coliseo, en tiempos del emperador Marco Aurelio, para disputar el duelo por una de las semifinales del Mundial que organizaban los italianos en ese año.
Aquella noche de Turín el público esperaba ansioso por disfrutar de "pan y circo", lo que ambas selecciones sabían y estaban dispuestas a entregar.
Por un lado los germanos, quienes venían de superar "apenas" por 1 gol a 0 a los checoslovacos; y por otro los ingleses, quienes igualmente daban cuenta de cameruneses en el tiempo extra, ambos juegos por la serie de cuartos de final que los colocaba en esta ronda.
La selección de Alemania, dirigida en ese entonces por el "káiser" Franz Beckenbauer, presentaba a su mejor equipo, entre los que destacaban nombres de talla mundial como Andreas Brehme, Lothar Matthaeus, Rudi Voeller y Juergen Klinsman, "gladiadores" de un representativo que, sin duda, infundía miedo donde se parase.
Mientras tanto, el mítico entrenador Bobby Robson, por el lado de Inglaterra, mandaba al campo de batalla a sus mejores 11 "gladiadores", entre los que sobresalían Peter Shilton, Paul Gascoigne y Gary Lineker, piezas angulares de la maquinita inglesa de hacer futbol.
La batalla se disputaba, con dominio inglés, de una manera ríspida, con gran pegue y mucho contacto entre "gladiadores" de ambas escuadras, sin embargo, el marcador señalaba un 0-0 que no reflejaba en nada lo que sucedía en el terreno de juego.
Finalmente, en el minuto 60 de tiempo corrido, y tras un disparo desviado por la defensa inglesa, los "bávaros" se ponían al frente por conducto de Andreas Brehme, situación que no prevaleció más que sólo por espacio de 20 minutos, antes de que Gary Lineker mandara el balón a la red tras una serie de rebotes en el área rival, para igualar el marcador a uno para "el equipo de la rosa".
Ciento veinte minutos de futbol no bastaron para romper la paridad, por lo que la definición por penales resultó inminente. Ningún equipo erró sus primeros tres disparos, pero las fallas de Pearce y Waddle, por el lado inglés, sumados al acierto de Thon por el conjunto alemán, dieron a los "teutones" el pase a la final de aquel Mundial, en el que a la postre, resultarían campeones.
Casi 23 años después, los duelos de semifinales de la Champions League entre alemanes, Bayern Munich y Borussia Dortmund, y españoles, Barcelona y Real Madrid, respectivamente, me hacen remontarme nuevamente a los duelos de gladiadores romanos y a aquel aguerrido entre alemanes e ingleses en el Mundial de Italia 1990.
Los partidos de ida nos han dejado de manifiesto, como aquella Alemania del 90, el carácter, la garra, la entrega, la fuerza, el buen futbol, el desequilibrio, la inteligencia y la gran afición que poseen los alemanes, ante las categóricas derrotas que les propinaron el Munich y el Dortmund 4-0 y 4-1 al Barcelona y el Madrid, respectivamente, conjuntos españoles que llegaron a Alemania con una actitud sobrada, y que futbolísticamente durante los 90 minutos de sus encuentros no mostraron nada de futbol y fueron borrados de la cancha, pero sobre todo se vieron faltos de capacidad de reacción y coraje profesional.
El Madrid apelará a tres remontadas que tienen en su haber en la Copa de Europa, en las temporadas 75-76, 79-80 y 86-87, pero algo les tiene que quedar muy claro: el Borussia no es el Derbi Counti, ni el Celtic, ni mucho menos el Estrella Roja, sin dejar de lado que la entrega de Cristiano, Ramos o Alonso no se compara con la de Pirri, Juanito o Butragueño.
Por su parte, el Barcelona tratará de igualar las remontadas épicas de las temporadas 85-86, 93-94, 99-00 y la más reciente, esta temporada. Pero tampoco deben suponer que este flamante Bayern es el Goteborg, Dinamo, Chelsea o Milán, aunque por el contrario al Madrid, este sí es el mejor Barcelona de la historia.
Los duelos de vuelta en España la siguiente semana resultarán de mucho morbo. Saber si Cristiano y la "casa blanca" pueden imponer su hegemonía, o si Messi resulta ser el "messías" blaugrana, son sin duda alguna los principales atractivos de televisoras, patrocinadores y aficionados.
Mientras todo pasa en Europa este fin de semana, y ante las sendas victorias de alemanes sobre españoles, yo no puedo dejar de recordar aquella frase de Gary Lineker al finalizar ese gran duelo entre Alemania e Inglaterra en Italia 90: "El futbol es un deporte que inventaron los ingleses, juegan once contra once, y siempre ganan los alemanes".
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