Recuerda la tragedia. Susana Ortiz fue testigo de los momentos más críticos del terremoto de 1985 en la Ciudad de México.
Un día como hoy, pero en 1985, Susana Ortiz se encontraba tomando clases en una secundaria de la Ciudad de México.
Las primeras horas de la mañana transcurrían en aparente calma, de pronto sintió que todo su salón de clases se movía, las cosas cayeron de sus lugares originales y el pánico apareció entre sus compañeros, se trataba de uno de los terremotos más fuertes que han sacudido al país en los últimos años.
"Había sentido antes algunos temblores leves, ya sabía de lo que se trataba en cierta forma... pero esto fue impactante, me impresionó mucho sentir todo el movimiento", recuerda Susana, quien hoy trabaja en una ferretería de la ciudad de Torreón.
Los reportes iniciales indicaban que se trataba de un sismo de más de ocho puntos en la escala de Richter, que había afectado a miles de personas y que había una cantidad incontable de personas desaparecidas.
'NUNCA HABÍA VISTO ALGO ASí'
Sin embargo, para Susana Ortiz la imagen principal del terremoto de 1985 llegó días después, cuando los profesores de su escuela y las autoridades pidieron a los estudiantes su apoyo en labores de búsqueda y armado de centros de acopio.
"Recuerdo que nos llevaron a tratar de ayudar en lo que se pudiera, pasé por varios edificios que estaban hechos polvo, mucha gente desesperada...nunca había visto algo así de grave".
La vida alejaría años más tarde a Susana de la Ciudad de México, pero asegura que en su recuerdo siempre vivirá aquel episodio como uno de los que marcó su vida en muchos aspectos.
"Aquí en Torreón pasan otras cosas, pero a raíz del temblor en México cambiaron muchas situaciones, se trabaja más en la cultura del simulacro, de la prevención... siempre voy a tener presente ese día, pero doy gracias de que en mi familia no pasó a mayores".
