Latente el amago de la bancada perredista en el Congreso de promover una Controversia Constitucional ante la decisión de Pemex de constituir una empresa conjunta con Mexichem para operar el complejo petroquímico de Pajaritos, la paraestatal prepara dos alianzas más con firmas privadas.
La primera se daría con el grupo Alfa de Monterrey, vía su filial Alpek, con proa hacia el complejo petroquímico de La Cangrejera; la segunda sería con el grupo Idesa, con ruta hacia el de Morelos, los dos ubicados en Coatzacoalcos, Veracruz.
En el primer caso se constituiría una planta conjunta para producir paraxileno, un compuesto utilizado para elaborar fibra sintética, que resulta esencial para la firma.
Se calcula que con la factoría Alpek garantizaría el 20% de sus requerimientos, colocando la empresa pública la materia prima y las instalaciones.
En el segundo Idesa rescataría su viejo anhelo de revivir el complejo que alguna vez fue la joya de la corona de Pemex.
El escenario, en los tres casos, es idéntico. El gobierno retira parcial o totalmente el mantenimiento de las plantas de los complejos, hasta hacer parecer que la única salida es una inyección de capital privado.
Inaugurado el 18 de marzo de 1967 en un terreno de 99 hectáreas, el complejo Pajaritos fue sufriendo a lo largo de los años la cancelación de sus plantas Etileno I, Clorados I, Clorados II, Acetaldehido, Óxido de Etileno y MTB.
De hecho, su operación se centró en la planta de Clorados III, cuya producción de cloruro de vinilo se alimenta del cloro que le vende la empresa Cloro de Tehuantepec… hoy en poder de Mexichem.
Hasta el año 2000 ésta tenía una participación de 40% de Pemex en su capital.
En el 2003 la paraestatal invirtió dos mil 500 millones de pesos para aumentar a 400 mil toneladas al año la capacidad instalada de la planta vía una reingeniería realizada por la firma española Duro Felguera, bajo la tecnología del diseñador de patentes Oxy Vynil.
El problema es que al término de la obra no se realizó la prueba de arranque o desempeño… por más que los trabajos fueron recibidos por la paraestatal.
El fiasco llegó al querer poner en marcha la maquinaria sin la supervisión de la firma contratante, lo que provocó severos daños que un año después no se habían arreglado totalmente.
De hecho, la producción se estancó en 200 mil toneladas al año.
Desatado el escándalo, se contabilizó un daño patrimonial para Pemex de dos mil 500 millones de pesos, inhabilitándose a cinco empleados.
La planta dejó de vender cloruro de vinilo… y dejó de comprar cloro.
El producto se importó a un alto precio para satisfacer los compromisos de venta de Pemex, ocasionándole cuantiosas pérdidas.
En el río revuelto apareció Mexichem, quien lograría el cinco de mayo de 2009 la firma de un Memorándum de Entendimiento para concesionarle, comodato de por medio, la planta de Clorados III.
El documento se etiquetó como "estrictamente confidencial" durante una década.
La justificación de la maniobra ilegal era que Pemex Petroquímica no tenía 50 millones de dólares requeridos para la adquisición de nuevos equipos… por más que no hay rastros de que se hayan cotizado.
Más aún, a partir de 2009 Pemex le otorgó a Mexichem autorización para que sus técnicos y trabajadores hurgaran las entrañas del complejo, a soslayo de los secretos industriales.
La maniobra fue detenida vía un exhorto de la Comisión de Energía del Senado a la paraestatal, en medio de una ola de denuncias.
Frustrado el primer intento de privatización encubierta, vendría otro en diciembre de 2010, cuando el Consejo de Administración de Pemex Petroquímica aprobó una alianza con Mexichem para operar todo el complejo petroquímico de Pajaritos, lo que en el papel implicaba rentar un bien propiedad de la Nación.
Elevado el asunto al Consejo de Administración de la paraestatal, éste lo rechazaría en tres ocasiones… hasta que el 16 de enero pasado, ya con el nuevo gobierno, llegaría la luz verde. El complejo se tasó en una cantidad prácticamente simbólica: 250 millones de dólares. Para construir una empresa productora de cloruro de vinilo, sobre la base de la planta Clorados III y las que tiene Mexichem en la zona, habría una inversión conjunta en la que la firma privada propiedad del exbanquero Antonio Del Valle tendría mayoría. La empresa pública detentaría el 44% del capital.
La "hazaña", decíamos, se quiere triplicar.
BALANCE GENERAL
De acuerdo a una investigación realizada por la Comisión de Valores de los Estados Unidos, la empresa alemana Siemens le entregó a Petróleos Mexicanos, vía una suerte de "coyote", 2.6 millones de dólares para que se validaran una serie de supuestos vicios ocultos en el contrato pactado para la reconfiguración y modernización de la refinería de Cadereyta.
La empresa participó en un consorcio denominado Comproca, en el que estaban también la coreana SK Engineering and Construction y la mexicana Tribasa.
Inauguradas las obras en la recta final del gobierno zedillista, resultó que éstas estaban inconclusas, al punto de operar sólo un tercio de la capacidad instalada.
Aun así Pemex firmó un finiquito.
La paradoja del caso es que meses después aparecería una factura por 890 millones de dólares por supuestos gastos adicionales realizados por el consorcio. El contrato original se había tasado en mil 700 millones.
El "intermediario", a quien en el papel se le pagó por supuestos trabajos de representación, se llama Jaime Federico Said Camil Garza.
AEROPUERTO EN TEXCOCO
Como lo habíamos adelantado en este espacio, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes revivirá el frustrado proyecto de un nuevo aeropuerto en la capital del país, a instalarse en la zona de Texcoco.
Estamos hablando de un lugar distinto de los ejidos de San Salvador Atenco, concretamente en la zona del lago "Nabor Carrillo", donde se prendió el conflicto que provocó la cancelación del proyecto.
En aquel entonces, el 2001, se hablaba de que la terminal actual llegaría a su límite en 20 años, es decir dentro de ocho, tiempo apenas necesario para realizar el análisis, la aprobación y la ejecución de un proyecto que se analiza.
MVS A EU
La incursión de la cadena MVS de la familia Vargas en una nueva cadena de televisión para el público de habla hispana en los Estados Unidos se realiza vía su subsidiaria Cinelatino, un canal que proyecta películas mexicanas, argentinas, colombianas, de la ínsula contemporánea.
En la sociedad participan también Wapa TV y Azteca Acquisition Corporation.
La inversión conjunta será de 400 millones de dólares, de los cuales el 13% le corresponde a MVS.
Albertobarrancochavarria0@gmail.com
