Sin alcohol, ¡pruébalo!
En nuestro país, al asistir a fiestas o reuniones el común de las personas busca disfrutar de una buena bebida con alcohol. Y esta costumbre no es dañina en sí misma, pero no tendría por qué ser indispensable y para algunos va adquiriendo ese carácter.
No está escrito en ningún sitio, pero todos lo notamos: para muchos se ha vuelto normal arribar a un evento social y enseguida buscar una cerveza o un trago; la sola idea de no hacerlo representa un motivo de incomodidad, aburrimiento o hasta irritación, a tal punto que no pocos individuos rechazan asistir a una actividad si al preguntar “¿va a haber alcohol?”, reciben un no por respuesta; y lo mismo si llegan a recibir la indicación del médico de “no puedes tomar”.
En algún momento de los últimos años, el alcohol se ha posicionado como un elemento obligado en todo tipo de reuniones; al menos en México, hay ciudades en las que se sirve hasta en fiestas infantiles “para que los grandes también se entretengan”. Gente de todas las edades pareciera programar que no la pasará bien en un sitio a menos que le aseguren que tendrá acceso a algún tipo de botella. Y no hablamos de alcohólicos, nos referimos simplemente a personas que no quieren renunciar a la posibilidad de tomar una copa o dos si así les apetece.
Pareciera que la idea de divertirse sin alcohol ha quedado en el pasado; no obstante, está comprobado que éste no tiene por qué ser un requisito para disfrutar de muy buenos momentos.
¿LUBRICANTE SOCIAL?
El gusto por el alcohol no distingue niveles sociales ni sexos; antes se daba por sentado que beber era ‘cosa de hombres’, sin embargo hoy es bien sabido que también las mujeres lo ingieren. De acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” de la Secretaría de Salud, el 10 por ciento de las bebidas alcohólicas que se venden en nuestro país es consumido por mujeres.
Y es que las bebidas embriagantes en general se han convertido en un ‘lubricante social’, término acuñado para explicar que el acto de beber nos identifica con otros, facilita las conversaciones, mejora la adaptación a los lugares que se visitan y da algo en que ocuparse en caso de no estar en un grupo. Ello sucede porque con dosis ligeras, esta sustancia puede ser un estimulante para mejorar el flujo sanguíneo y así evitar la tensión en los músculos; además aumenta la temperatura corporal y genera un estado de relajación.
Es en tal escenario que innumerables personas llegan a integrar a su vocabulario frases como “si no hay alcohol no voy”, o bien, “va a ser una buena fiesta, habrá mucho alcohol”. La búsqueda de licor se convierte pues en una autoprogramación que en algunos casos es consciente y en otros no tanto.
La Psicología sugiere que la ‘necesidad’ de beber en las reuniones es el producto de una ansiedad generada principalmente por la presión social. No es una dependencia al alcohol pues aunque siempre existe la posibilidad del abuso en el consumo, no hay una urgencia patológica de tomar sin medida, únicamente la sensación de incomodidad ante la ausencia del ‘apoyo’ que facilite la convivencia.
SALUD SIN DECIR SALUD
“Una no es ninguna”, se dice con frecuencia. Pero cada vez que usted inclina su botella o copa, su cuerpo siente los efectos.
Cuando el alcohol ingresa al organismo se activa de inmediato una respuesta de órganos como los riñones, el hígado y el cerebro, para procesar la sustancia (extraña al cuerpo) y desecharla de manera segura.
En primer lugar el hígado aumenta de forma considerable su trabajo para eliminar el etanol, lo cual a largo plazo ocasiona males como cáncer o insuficiencia, e incluso puede llegar a afectar otros órganos como el páncreas.
Los riñones pierden gran parte de las hormonas antidiuréticas; esto significa que mientras más alcohol se beba, será mayor el número de líquidos que se desechen mediante la orina; eventualmente ello podría conducir a una deshidratación leve (y en el peor de los casos, a la muerte).
Asimismo, los procesos cognitivos del habla y del equilibrio se ven afectados de manera sustancial. Es así que luego de una noche de consumo exagerado puede venir una pérdida parcial de la memoria, así como dolores de cabeza a causa de la disminución en la hidratación del cerebro.
Es importante subrayar que el alcohol es eliminado del cuerpo por dos vías: mediante los órganos y las funciones del hígado en un 85 por ciento, y a través de la respiración y el aliento en un 15 por ciento. Este dato resalta el impacto que ejerce el etílico en el funcionamiento del organismo.
ELECCIÓN PERSONAL
En definitiva se puede disfrutar de una excelente velada sin alcohol. Actualmente existe una gran diversidad de atractivas alternativas.
Para quienes se sienten nerviosos o ‘incompletos’ por no beber mientras socializan, hay una abundante cantidad de bebidas con cero alcohol, las cuales van desde cervezas hasta los llamados cocteles vírgenes, así como refrescos y aguas frutales.
Muchos desconocen que la cerveza sin alcohol posee un sabor casi idéntico al de la regular; así, es una excelente opción para los amantes de esta bebida. En aquellos establecimientos en donde no se vende, siempre cabe la posibilidad de recurrir a una de las alternativas ya mencionadas. Aun en los lugares con menor variedad tienen al menos agua o agua mineral.
La comunidad médica y las autoridades de protección y seguridad emiten recomendaciones, campañas y programas constantes contra el abuso de alcohol por muchas razones, siendo la más importante el cuidado al bienestar físico y la integridad del individuo. Más allá del placer, el relajamiento y la desinhibición que ofrecen estas bebidas, sería esencial tener en cuenta las consecuencias del abuso en el consumo y saber que no hace falta ser alcohólico para estar expuesto a un daño orgánico por tomar en exceso.
No olvide que el primer elemento para garantizar un buen momento en cualquier contexto es sentirse bien y para ello resulta esencial gozar de buena salud. Pruebe a no ingerir alcohol en una fiesta y descubrirá que la diversión no depende en absoluto de lo que bebe; y podría sentirse gratamente sorprendido al día siguiente, cuando recuerde todo lo sucedido con claridad y no tenga que lidiar con una terrible resaca.
Correo-e: riturriaga@elsiglodetorreon.com.mx
Fuentes: Médico General Alberto Frayre; Licenciada en Psicología Lizeth Estrada; AnimalPolítico.com.
SI VA A BEBER EN LA PRÓXIMA FIESTA
Tome en cuenta lo siguiente:
-Quien mantiene hábitos que le garantizan una correcta hidratación y una alimentación balanceada, y limita su ingesta de alcohol a una o dos bebidas (que contengan a lo mucho un porcentaje promedio de 4.5 por ciento de alcohol), podrá sentir los efectos de relajación y tal vez una ligera euforia, sin perder el control ni la conciencia. Siendo realistas, no todas las personas logran mantener su consumo en esta cantidad sobre todo porque socialmente se ejerce una gran presión para beber más, como si la diversión dependiera de que todos los presentes tengan una copa en la mano, lo cual obviamente no es así. Recuerde: cada uno es responsable de sus decisiones.
-A menudo se habla de que el consumo moderado de alcohol puede traer algunos efectos benéficos; por ejemplo se dice que una copa de vino, una cerveza o un coctel mejoran la digestión y en efecto es así, sólo que no debe perderse de vista que si se excede ese consumo la digestión seguirá en aumento y pueden ocasionarse riesgos de úlceras o de gastritis.
-Cierto, un vaso de cerveza fría puede aliviar la sensación de sed de manera inmediata; sin embargo únicamente atenderá justo eso: la sensación. Es importante intercalar el consumo de esta bebida con agua u otras bebidas sin alcohol y bajas en azúcares.