Heroico lo conseguido por Barcelona en la Champions al golear 4-0 al siempre difícil Milan y conseguir su pase a la siguiente ronda de tan prestigiada competencia. Se ha hablado en las últimas semanas de la posibilidad de la caída de este bello futbol que nos han presentado los catalanes en los últimos cuatro años. Quizá llegaba el fin del conocido y apreciado primer toque, que se convierten en decenas, para que normalmente culminen en gol. Y normalmente en goles de Lionel Messi. Por supuesto que Barcelona ha tenido días muy difíciles: la enfermedad de su entrenador Tito Vilanova ha sido un duro golpe en la moral del plantel. La visible falta de experiencia por parte de Jordi Roura, quien asumió momentáneamente el puesto, afectó en una táctica que Barcelona sabe a la perfección, como buenos músicos de orquesta, pero que necesariamente necesitan a su director, también como los profesionales de la música necesitan. Saben tocar, pero a qué hora hacerlo, en qué momento, con qué ritmo y en qué compás. Esa es la relevante importancia de quien está en la banca.
También existe un cansancio psicológico (ganar, ganar, ganar, a veces agota) y una baja de juego de tan sólo tres partidos del gran Lionel Messi. Es tan sorprendente su forma de concebir y ejecutar el futbol, que actuar mal en tres juegos, a los blaugranas les pareció una eternidad. Sus primeros dos goles, decisivos y definitivos en el partido ante Milan, nos indica quién es el mejor del mundo, por qué lo es, y su importancia en la historia del futbol.
Barcelona se repone de un pesado 2-0 y termina goleando 4-0. Lo relevante es que esta hazaña es sumamente difícil de lograrla ante un equipo italiano, conocedores del futbol ordenado, defensivo, casi militar, que bien es conocido como el catenaccio. Podrán recibir un gol, dos, pero terminar perdiendo por cuatro anotaciones queda para la anécdota estadística. Y eso casi sólo lo puede lograr la magia mostrada por los catalanes en este juego eliminatorio.
Es una gran noticia para el futbol que el Barcelona se muestre vivo y de regreso. Que Messi deleite con su magia y con sus extraordinarios goles. Y que todo el plantel, en conjunto, sigan dando cátedra de lo que es la esencia de este juego: el toque, la profundidad, el orden, la creatividad, el pase, el gol.
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