Muy extraño lo que sucede a Santos Laguna cuando de imponer una marca se trata. Hablo por supuesto de la posibilidad de llegar a seis partidos consecutivos con victoria, cosa que la escuadra lagunera jamás ha logrado, pero que tres veces en su historia ha estado a punto de conseguir.
En cualquier liga del mundo, sumar cinco triunfos al hilo es toda una hazaña, nadie dijo que era fácil y hasta el mismísimo Barcelona se topa de vez en cuando con un empatito. Pero a los que nos gusta correr distancias, sabemos que si ya estás en el kilómetro cuatro, el cinco y el seis pueden llegar casi por inercia, puesto que lo realmente difícil es lograr el uno, dos, tres y cuatro. Algo similar pasó con el Santos de Caixinha el sábado anterior: después de cuatro victorias consecutivas, que se aplauden y reconocen, se antojaba para ganarle al Querétaro en casa, llegar a cinco triunfos y buscar ante Tijuana, por fin, el sexto, que de forma tan testaruda no se ha dado.
Hace exactamente un año, en marzo del 2012, Clausura, Benjamín Galindo logró cinco juegos ganados y recibió como local al peor equipo de la tabla, los ya sentenciados a segunda Estudiantes de Guadalajara. El récord estaba servido en bandeja de plata, pero a Santos lo dirigía Benja y cualquier cosa podía ocurrir: claro, de forma sorpresiva los desamparados y antiguos Tecos sacaron el empate a cero en el TSM y la marca se fue por la borda. Al final el estratega de Santos comentó algo terrible: "El punto es bueno, sumamos…". Un equipo grande lo es también por sus propias marcas rotas.
Otro ejemplo: un año más atrás, Apertura 2011, otra vez con Benjamín Galindo al mando, y otra vez el equipo contaba con cinco victorias consecutivas. ¿El rival? ¡Claro! Estudiantes otra vez. Y como bien pudiste adivinar, los tapatíos no andaban bien. El resultado no sólo fue que Santos no logró su anhelado sexto triunfo, sino que terminó goleado 5-2. Para mí es inexplicable.
El tercer caso se remonta hasta el Verano 1999. Juan de Dios Castillo dirigía y había acumulado cinco triunfos consecutivos. Fue a Celaya para conseguir el sexto y nada. Santos regresó bañado de cajeta con un 3-0 en contra.
Insisto, soy muy consciente en que llegar a cinco ganados de forma consecutiva es muy difícil y más en lo volátil que es nuestro futbol mexicano, pero como ocurrió con las arqueras olímpicas en Londres, que tuvieron el oro en sus manos y se conformaron con la plata y el bronce, si ya estás ahí, si ya hiciste lo más complicado, da el paso. ¿O no?.
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