Prometedor se antoja para Santos Laguna este inicio de torneo. Tras lo visto ayer contra Zacatepec, partido que jamás debe tomarse como un absoluto ya que ni estuvieron todos los que son, ni es un sinodal que dicte lo que realmente acontece, ni es estado físico ni el ritmo futbolístico son los que el equipo busca para enfrentar la temporada.
Sin embargo, hay algo que se presenta una vez más y fue una cualidad que tiene el equipo desde las épocas de Romano, más con Benjamín Galindo y ahora con Caixinha. Me estoy refiriendo al peso de las individualidades. En el torneo anterior muchas veces el equipo no jugó bien, pero aparecía Oribe, Darwin, hasta Hérculez y con una o dos jugadas simplemente definían el partido. En el aspecto defensivo se recalcó mucho más esto, pues Oswaldo, cuando se pensaba sería su temporada en la que iría a la baja, dio otro extraordinario campeonato y salvo tanto a su escuadra baja, que Santos fue la mejor defensa del torneo. Recalco esto porque Guty tuvo su peor temporada, Figueroa hizo el gran esfuerzo que siempre realiza, pero hasta ahí. Baloy, como siempre, altas y bajas y Osmar Mares dio su mejor temporada desde que llegó a Santos, pero aún así los errores fueron muchos y el desorden lo fue más. Por eso al revisar las atajadas que realizó Oswaldo uno simplemente se queda con la boca abierta.
No estoy diciendo que no exista un trabajo desde el banquillo. De hecho la propuesta ofensiva de Caixinha lo fue más que ni con el mismo Daniel Guzmán o Diego Cocca, que gustaban de atacar. Pero en eso sí se parecen un poco Cocca y Caixinha, de pronto se atacó con muchos hombres al frente, a veces con exageración y el orden, la idea o la estrategia eran difíciles de apreciar.
Aún así, se prefiere. ¿O usted añora los encierros de once hombres en el área de Romano y los desfiguros del chambista profesional que es Sergio Bueno? Lo ideal será que el equipo sea ofensivo, anote goles, pero que exista un equilibrio real, donde también se pueda admirar las marcas, los relevos y las funciones de los defensivos. Si usted recuerda el partido de ida de la semifinal ante Cruz Azul, en donde a Santos le urgían goles, el juego más bien parecía cascarita con casi 9 hombres al frente que se estorbaban entre sí.
Ojalá todo le resulte a Pedro Caixinha, pero en caso de que su pizarrón y fichas fallen, es visible que siempre habrá un Oribe certero, un Darwin con imaginación, un pincelazo de Cejas, algún remate de Chuletitas, otro disparo de Juan Pablo y bien que mal, el equipo estará sacando los resultados.
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