Joselito Adame cortó una oreja, y pese a ser quien ofreció el mejor toreo en el ruedo, la suerte no estuvo de su parte. (Fotos de Ramón Sotomayor)
El capitalino Fermín Spínola se alzó como el triunfador de la primera corrida de la Feria Taurina del Coliseo Centenario, ello luego de cortar tres orejas a los astados de San Pablo, en festejo donde el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza cortó apenas una oreja, al igual que Joselito Adame, quien ofreció una gran demostración en el ruedo, dejando escapar dos orejas en su último astado, luego de fallar con la espada.
FERMÍN SPÍNOLA
Spínola lidió en su primer turno a 'Dinamita', ejemplar de San Pablo con peso de 450 kilos, al que le realizó una importante faena, luciéndose con varios quites para después ofrecer varias tandas de pases con la muleta, aprovechando a un ejemplar que cooperó, dejándose torear por ambos costados, siempre pegado a la muleta. Con una certera estocada acabó con el astado para ser premiado con una oreja por el juez de plaza.
Lo mejor de su toreo apareció en su segundo ejemplar de la noche, el cual fue 'Gonzalo', ejemplar de reserva con 470 kilogramos de peso, mismo que tomó el lugar de 'Bizcocho', que al quebrarse una pata y hacer imposible su lidia, debió ser sacrificado y retirado del ruedo.
Ante 'Gonzalo' hizo un excelente trabajo con el capote, clavando tres excelentes pares de banderillas que le fueron bien premiados con los aplausos del respetable, para dar vida entonces a una excelente faena con la muleta, donde hilvanó tres pases de hinojos pegado a las tablas para luego llevar al toro a los medios, donde logró importantes series por derecha e izquierda, para lo cual contó con la complicidad del astado, que se mantuvo pegado a la muleta con buenos recorridos que coronaron en una excelente faena.
Con certera estocada el toro dobló y el juez le otorgó una oreja en primera instancia, pero el público exigió una segunda, misma que le fue finalmente concedida por Marcelo Acosta, máxima autoridad.
PABLO HERMOSO DE MENDOZA
El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza lidió en primera instancia a 'Galeno', ejemplar de 445 kilos con el herraje de Cuco Peña, iniciando su faena con un rejón de castigo, para proceder así al primer cambio de cabalgadura, regresando al ruedo para poner tres banderillas.
Un nuevo cambio de montura y sobre el lomo del toro clava un par más de banderillas, coronando la segunda de ellas con un vistoso giro en la cara del astado, ante la algarabía en los tendidos.
Tras un nuevo cambio de corcel, pone un par de banderillas cortas y posteriormente una rosa, culminando su faena con el rejón de muerte, primero con un pinchazo y posteriormente con una estocada letal, premiado con una oreja.
En su segundo turno le tocó lidiar a 'Algodonero', un ejemplar de 440 kilogramos, también de la ganadería Cuco Peña, al cual le realizó una muy buena faena, montando una vez más a varias de sus cabalgaduras.
Una vez más inició con un rejón de castigo, para posteriormente continuar con banderillas y banderillas cortas, además de la rosa y un par de banderillas con ambas manos que provocó se desgranaran los aplausos desde lo alto del tendido, al aportar a su faena ese toque espectacular y por momentos dramático al recorrer el ruedo con el toro pegado a la cola del caballo y realizando giros frente a la cara del toro.
En su primer intento con el rejón de muerte pincha, no así en su segunda oportunidad, aunque requiere de recurrir al descabello para terminar con el toro, logrando su objetivo hasta el segundo intento, perdiendo con ello la posibilidad de llevarse alguna presea, generando molestia en algún sector del público, al considerar que el centauro español quedó a deber en esta ocasión.
JOSELITO ADAME
Por su parte, el hidrocálido Joselito Adame cortó una oreja y pese a ser quien ofreció el mejor toreo en el ruedo, la suerte no estuvo de su parte, ya que tras conquistar un apéndice en su primer ejemplar llamado 'Zapatero', un toro de 465 kilos al que le realizó una buena faena, ante 'Chato', un ejemplar de 495 kilos de peso, realizó la mejor faena de la noche, que de haber coronado con la espada le hubiera representado el cortar las dos orejas.
En su primer intento pinchó, clavando el metal hasta la empuñadura en su segunda oportunidad, pero al no caer el toro debió recurrir al descabello, labor que se complicó, escuchando el primer aviso de la autoridad, concluyendo su labor momentos después para cerrar su participación en esta jornada con sólo un apéndice.