SU SALUD BUCAL
LA PSICOINMUNOBIOLOGÍA: es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano. ¡Lo que el corazón quiere la mente lo muestra!… Lo dicen los iluminados, los meditadores, los sabios, ahora también lo dice la ciencia. El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que tiene la capacidad demostrada de forma sostenible, que interactúan con el organismo y produce cambios físicos muy profundos. Son nuestros pensamientos los que en gran medida han creado y crean continuamente nuestro mundo; hoy sabemos que la confianza en uno mismo, el entusiasmo y la ilusión tienen la capacidad de favorecer las funciones superiores del cerebro. La zona prefrontal del cerebro es el lugar donde se tiene los pensamientos más avanzados, donde se inventa nuestro futuro, donde valoramos alternativas y estrategias para solucionar los problemas y toma de decisiones. Está tremendamente influido por el sistema límbico, que es nuestro cerebro emocional. Por eso; lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando. Hay que entrenar a la mente, se puede decir que una persona ilusionada comprometida y que confía en sí misma puede ir mucho más allá que lo que cabría esperar. Se ha demostrado que un minuto entretenido en un pensamiento negativo deja al sistema inmunitario en una situación delicada durante 6 horas. El estrés, esa sensación de agobio permanente produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal. Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje, localizados en el hipocampo o área del cerebro. Y afecta nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas. Para combatir al enemigo interior, un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro, favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los hemisferios. Debemos cambiar la mente a través del cuerpo o sea hay que sacar el foco de atención de esos pensamientos que nos están alterando provocando desánimo, ira o preocupación y hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado. Es más inteligente no más razonable llevar el foco de atención a la respiración que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental. ¡Siempre encontramos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o tristeza! y ésa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza aparece otra línea. Son más importantes el qué y el porqué, que el cómo. Lo que el corazón quiere sentir la mente se lo acaba mostrando. Cuando nuestro cerebro da un significado a algo nosotros lo vivimos como la absoluta realidad, sin ser conscientes que sólo es una interpretación de la realidad SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL Premio Nobel 1906, dijo una frase tremendamente potente y en su momento se pensó que era metafórica. Ahora se sabe que es literal "Todo ser humano si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro" ¡y no exageró! Según como nos hablamos a nosotros mismos, moldeamos nuestras emociones que cambian nuestras percepciones, la transformación del observador (nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos. La palabra es una forma de energía vital y se ha podido fotografiar como tomografía con emisión de positrones con personas que decidieron hablarse a sí mismos de una manera más positiva específicamente personas con trastornos psiquiátricos que consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral precisamente los circuitos que le generaban estas enfermedades. Las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar por ejemplo los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales. Científicos de Harvard han demostrado que cuando las personas consiguen reducir esa Cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse un 80%. Solemos confundir nuestros puntos de vista con la verdad y eso se trasmite; la percepción va más allá de la razón. Según estudios de ALBERT MERHABIAN de la Univ. de California (UCLA) el 93% del impacto de una comunicación va por debajo de la ciencia. El miedo nos impide salir de la zona de confort tendemos a la seguridad de lo conocido y esa actitud nos impide realizarnos, para crecer hay que salir de esa zona. La mayor parte de los actos de nuestra vida se rigen por el inconsciente reaccionamos según unos automatismos que hemos ido incorporando, pensamos que la espontaneidad es un valor pero para que haya espontaneidad primero ha de haber preparación, si no, sólo hay automatismo. Cada vez se considera el poder que se tiene con el entrenamiento de la mente, cambiando hábitos de pensamiento; entrene su integridad honrando su propia palabra. Cuando decimos "Voy hacer esto" y no lo hacemos, alteramos físicamente nuestro cerebro. El mayor potencial es la conciencia, ver lo que hay y aceptarlo. Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar, lo que se resiste persiste, la aceptación es el núcleo de la transformación. En conclusión un corazón alegre constituye el buen remedio y hace que el resto sea hermoso; pero un espíritu triste seca los huesos.