El monopolio estatal en materia de energía provoca distorsiones en la economía mexicana, donde destaca el manejo discrecional de sus precios que se fijan con criterios políticos o recaudatorios, ubicándolos en niveles distintos a los que serían en condiciones de mercado.
Un ejemplo es la gasolina. La legislación actual, que está por verse cómo será modificada por la llamada reforma energética que debate el Congreso de la Unión, establece que el Estado es el único que puede producir, distribuir y vender en el país los hidrocarburos y sus derivados, dentro de los que se encuentra la gasolina.
El manejo del precio de este combustible se hace mediante lo que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) llama "sistema de moderación de precios".
Este organismo concluyó en un estudio de 2012 que "Desde 2005 los precios de la gasolina en México han estado por debajo de los que se observan en sus principales socios comerciales. México debería permitir que los precios de la gasolina siguieran su referencia internacional mediante la abolición del sistema de moderación de precios".
Eso explica por qué nuestras autoridades insisten en hablar de los "subsidios" para el consumo de gasolina en el país, ya que los precios internos del combustible superaron por varios años los existentes en Houston, Estados Unidos (EU), lugar que se usa como referencia.
Esta cantaleta, sin embargo, sigue usándose hoy, aun cuando desde abril de este año el precio de la gasolina para el consumidor en México es más alto que su referencia internacional.
Así, el precio de la gasolina regular en abril fue de 11.25 pesos por litro ($/l), mientras que en Houston el precio equivalente fue de 11.01 $/l. El mes pasado, la gasolina regular costaba en México 12.02 $/l y en Houston 10.32 $/l, esto es, un 16.5 por ciento mayor para el consumidor mexicano.
Algo parecido sucede con la gasolina Premium. El mes pasado su precio en México era de 12.58 $/l y en Houston de 11.80 $/l, rebasando en 6.6 por ciento el primero al segundo.
En los próximos meses, independientemente de la dirección que tome la referencia internacional, los precios en México seguirán elevándose, ya que la Reforma Hacendaria y de Seguridad Social contempla que en 2014 el precio de la gasolina regular aumentará 9 centavos por mes y la Premium lo hará en 11 centavos.
Lo anterior significa aumentos anuales de 8.9 y 10.4 por ciento, respectivamente. Dadas las actuales previsiones oficiales para la cotización del dólar, así como los pronósticos de especialistas para la cotización internacional del petróleo y, por consiguiente, del precio de la gasolina en EU, los precios internos seguirán por encima de los externos.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público en el Presupuesto de Gastos Fiscales 2013 considera que cuando el precio de venta al público es inferior al precio productor de Pemex se genera un IEPS negativo que reduce las contribuciones a cargo de Pemex, "propiciando un traslado indirecto de recursos hacia el consumidor final".
Por consiguiente, estimó para 2013 un monto de subsidios por 91,206 millones de pesos (mp), que según las mismas autoridades en este octubre (91,769 mp) ya rebasaban esa cantidad.
Sobre el particular, caben varias observaciones. Estrictamente hablando, el concepto de subsidio corresponde a un beneficio que recibe el consumidor cuando adquiere un bien o servicio por debajo de su costo de producción en condiciones competitivas o del costo de oportunidad que tiene el productor de ese bien.
El costo de oportunidad toma el valor de la mejor alternativa disponible, en este caso, los precios a los que Pemex podría vender su gasolina en el mercado internacional. Es evidente que no vendería un solo litro en EU si en realidad su precio productor supera el precio al que actualmente vende la gasolina en nuestro país.
Estamos, por tanto, ante uno de dos escenarios o una mezcla de ambos. El primero es que Pemex, como monopolio estatal, es muy ineficiente e incapaz de subsistir en competencia abierta con otras empresas, porque el precio que pagamos los consumidores en México por la gasolina no alcanza a cubrir su precio productor, mientras que ésta se vende en EU a un precio inferior y no se habla de "subsidios".
El segundo es que nuestras autoridades mienten para seguir haciéndose de recursos que financien un gasto público creciente e ineficiente, lo que explica la falta de caso a la sugerencia de la OCDE de vincular el precio de la gasolina a su referencia internacional.
La trayectoria esperada de los precios internos y externos de la gasolina indica que muy probablemente tampoco habrá subsidio en 2014, sino por el contrario, serán éstos los que lo "subsidiarán" al gobierno mediante una transferencia forzada de recursos.