Con el envejecimiento vienen una serie de cambios biomecánicos que predisponen a las personas de la tercera edad a ser víctimas de accidentes, por lo que es importante estar alerta a las barreras arquitectónicas que pueda considerarse como peligro latente. ARCHIVO
Escalones, pisos resbalosos, hoyos y una pobre iluminación son elementos denominados “barreras arquitectónicas” que ponen en riesgo al adulto mayor a sufrir accidentes, señaló el experto en Geriatría del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, Alberto Kobayashi Gutiérrez.
Indicó que con el envejecimiento vienen una serie de cambios biomecánicos que predisponen a las personas de la tercera edad a ser víctimas de accidentes, por lo que es importante estar alerta a las barreras arquitectónicas que pueda considerarse como peligro latente.
Señaló que uno de los principales cambios se refiere al desgaste neuronal y afectación del sistema propioceptivo, el cual es responsable del estado de conciencia interna del cuerpo. Esto se traduce como la capacidad de sentir la posición de las partes corporales informando al organismo la posición de éstas.
Indicó que por esta razón los ancianos tienen menos conciencia de la manera en la que están sus piernas y brazos, por lo mismo, ocasiona torpeza al momento de deambular y pérdida de la coordinación motriz acompañado de una falta de concentración.
A su vez, continuó, las articulaciones sufren un desgaste considerable, lo cual causa que las actividades cotidianas tengan más impacto, por lo tanto los ancianos comienzan a arrastrar los pies para evitar el impacto articular.
Agregó que de igual manera se sufre un deterioro considerable de las propiedades ópticas del globo ocular. Un ejemplo es la pérdida de transparencia y color amarillento del cristalino, que reduce nitidez de las imágenes y altera la percepción de los colores, especialmente el azul, el cual proporciona profundidad y contraste a las imágenes.
Por lo tanto, el experto recomendó la importancia de facilitar los espacios para personas de la tercera edad o en su defecto mejorarlos revisando que la altura de los escalones sea la adecuada para un anciano y de ser posible agregar cintas antiderrapantes para facilitar su tránsito.
De igual manera, recomendó procurar espacios bien iluminados y corregir desperfectos en pisos y escaleras que pudieran constituirse en obstáculos para los adultos mayores.
Agregó que en el pasado estos elementos arquitectónicos no eran considerados como barreras u obstáculos para el momento de la vejez por lo cual muchos hogares cuentan con desniveles, escalones o hasta múltiples pisos haciéndolos inhabitables por personas de la tercera edad.
Recalcó que no solamente es importante tomar estos elementos en el hogar, sino también empezar a hacer adecuaciones a nivel urbano pues hasta la fecha no se tiene considerado al adulto mayor como parte de una población con necesidades diferentes como ocurre con las personas con discapacidad.
Para finalizar, exhortó a la población a considerar dichos elementos al momento de adquirir una nueva propiedad o en su defecto comenzar a realizar las adecuaciones necesarias dentro de sus planes de retiro y vejez.
