Temas urgentes para Pemex

Dentro de las urgencias del Poder Ejecutivo está lograr la aprobación de la Estrategia Nacional de Energía (ENE) para tener el camino libre al inicio de las negociaciones de la reforma energética, aseguran especialistas. Afirman que en el peor de los casos, Petróleos Mexicanos (Pemex) se queda como está o se logra una apertura en sectores sensibles donde no se tiene mayor esfuerzo, como es el caso del shale gas.

Francisco Garaicochea, representante de la organización Ingenieros Petroleros Constitución del 17, detalla que lo que no se dice en el Congreso de la Unión es la alerta roja en la que está Pemex ante la poca velocidad en exploración para el desarrollo de nuevas fuentes de aceite.

La reforma energética, menciona el experto, sólo pretende más apertura, pero en realidad no tienen ni idea de lo que se quiere proponer, fuimos al Senado a dar una alerta, nosotros decimos que la capacidad de producción no aumentará como dice la Secretaría de Energía o en se necesitan desarrollar los recursos prospectivos.

Los problemas se derivan del actual régimen fiscal, de sus problemas de autonomía de gestión, del constante aislamiento en que vive el Instituto Mexicano del Petróleo y la paternidad de la Secretaría de Hacienda, señala el especialista.

El senador David Penchyna, presidente de la Comisión de Energía, detalló que se aprobó ahí la ENE, pero el trabajo en relación a la reforma energética no lo conoce y, en todo caso, sabe lo que se dice en el Pacto por México, nada más.

Lo que se sabe es que la propuesta que presentará el ejecutivo a finales del primer semestre del año lo labora la Secretaría de Hacienda con Pemex directamente, sin intermediario como podría ser el secretario de Energía, Pedro Joaquín Codwell, quien, sin embargo, defenderá, al menos en el papel, la iniciativa.

A Penchyna Grub le toca explicar los avances de la ENE, y dice que cumple los dos objetivos de establecer el papel del sector energético para un crecimiento económico constante y mejorar la inclusión social por eso se considera que proyectan criterios para fortalecer al sector.

"Más allá de que estén a favor o no, este es un documento que plantea un diagnóstico y propone objetivos y retos de una nación en materia energética. Hay quien también ha hecho de este documento, el momento propicio para debatir algo que no se debate en este momento, que es la reforma energética", señaló.

Lo que es un hecho es que en este momento la reforma energética no incluye un cabildeo previo con el Congreso de la Unión sino en todo caso en el consenso alrededor del Pacto por México.

Erik Legorreta, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria del Petróleo (AMIPE), dice que la discusión de una reforma energética que abra a la competencia sectores como refinación, petroquímica y transporte es sobre un sector que toca a 50 mil empresas y un millón de empleos directos e indirectos.

"El consenso sobre el diagnóstico energético es amplio, y la Estrategia Nacional de Energía es una radiografía útil del sector. Sin embargo, el diablo está en los detalles, y para las empresas mexicanas proveedoras y contratistas de Pemex, es prioritario que al debate energético se integren conceptos como contenido nacional, transparencia, testigos sociales activos, eficiencia y registro, certificación y estandarización", señaló.

Se necesita trabajar en transparencia, organismos especializados y representativos en Comités de Adquisiciones para dar certeza a la industria, en términos de la viabilidad y ejecución de proyectos.

Fluvio Ruiz, consejero profesional de Pemex, explica que hay dos elementos de peso para la estimación de los derechos que debe pagar Pemex y que la SHCP al cobrarlos de manera ilimitada daña a las finanzas y futuro de la paraestatal.

Para el ejercicio fiscal 2011, se estima que este rubro le costó a Pemex casi 89 mil mdp, cantidad similar a los 91 mil 500 millones de pesos de resultado negativo que sufrió en ese mismo ejercicio fiscal.

El segundo elemento es el precio a partir del cual Pemex está obligado a pagar el Derecho Extraordinario sobre la Exportación del Petróleo Crudo, el cual se fijó en un rango del precio de 20 a 30 dólares por barril, debajo de los costos actuales.

 EL ESTADO Y LA REFORMA DEL SECTOR PETROLERO

Empieza a construirse cierto consenso ante la necesidad de aligerar el régimen fiscal de Pemex, al tiempo de darle mayores márgenes de autonomía presupuestal, dijo Fluvio Ruiz Alarcón, consejero profesional de Pemex.

Desde hace varios meses se ha debatido en torno a la inminencia de una nueva reforma energética, con acento en el sector petrolero. Además del necesario acuerdo entre los principales actores políticos, el éxito en la ejecución de una eventual reforma, depende de una clara visión y voluntad del Estado mexicano.

Esta voluntad integral del Estado como tal y no sólo del gobierno, es necesaria porque la implementación de la reforma es compleja, como parece, empieza a construirse un cierto consenso en torno a la necesidad de aligerar el régimen fiscal de Pemex, al tiempo de dotarlo de mayores márgenes de autonomía presupuestal. De hecho, si uno de estos tres factores no fuera incluido en la tan anunciada reforma, ésta terminaría por quedar coja y tropezar en el mar de inconsistencias que se generarían.

Veamos por qué. En primer lugar, parecería quedar clara la necesidad de aligerar un régimen fiscal que se engulle todos los rendimientos de Pemex antes de impuestos.

En los siete ejercicios fiscales comprendidos entre 2006, año en que entró en vigor la reforma fiscal realizada en 2000, y el pasado 2012, sólo en dos Pemex obtuvo un rendimiento neto positivo después de impuestos: precisamente en los extremos del período 2006 y 2012.

Ahora bien, el año pasado obtuvo un nivel récord de ingresos (alrededor de 1.6 billones de pesos) y sin embargo su rendimiento neto después de impuestos fue de algo menos de 5 mil millones de pesos.

En el caso del ejercicio 2006, influyó el hecho de que recién se había abrogado el anterior régimen fiscal, irónicamente conocido como RED, por lo que las premisas básicas sobre las cuales se construyó el actual andamiaje fiscal estuvieron muy cercanas a la realidad.

La autonomía presupuestal se revela como necesaria ante el insistente activismo de la Secretaría de Hacienda para contener los niveles de inversión de Pemex, por un lado; y por otro, para imponer una lógica financiera de corto plazo por encima de una visión industrial de largo plazo.

A partir de una interpretación abusiva del Reglamento de la Ley Federal de Responsabilidad Hacendaria, se ha decidido limitar la inversión de Pemex a 2 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto.

A partir de este criterio la SHCP, al momento de enviar el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para 2013, a la Cámara de Diputados, decidió recortar en 33 mil millones el presupuesto aprobado por el Consejo de Administración de Petróleos Mexicanos.

Este recorte afectó en 7 mil 760 millones de pesos el gasto de operación de Pemex Exploración y Producción y el resto (más de 25 mil millones de pesos) el gasto de operación e inversión de las subsidiarias que realizan la transformación industrial. Es decir, de nueva cuenta el viejo expediente de privilegiar la actividad de renta frente a la producción de derivados.

Esto que puede tener sentido pensando en el presupuesto de un año, se vuelve completamente irracional bajo una perspectiva de mediano y largo plazo. Nuestra dependencia en materia de gasolinas y petroquímicos está ahí para recordárnoslo.

Por último, la autonomía de gestión es necesaria para que Pemex pueda entre otras cosas, incorporar y gestionar sus recursos humanos y materiales con un sentido de empresa.

A partir de los elementos esbozados arriba podemos colegir que si hubiera una reducción de la carga fiscal pero la Secretaría de Hacienda pudiera seguir limitando la capacidad de inversión o regulando inadecuadamente los recursos humanos y materiales de Pemex, no se habría ganado demasiado en la ruta de convertir a nuestro organismo público descentralizado en una empresa pública de carácter productivo.

Los seis ejes de Pemex

La transformación de Pemex tiene seis pasos a seguir según anunció el gobierno federal. La primera medida es la nueva estructura organizacional, con cambio en la toma de decisiones y el uso de las reglas de gobierno corporativo.

Una segunda es alentar la ética corporativa y la responsabilidad social ya que el compromiso de Pemex no es sólo con la rentabilidad sino con el progreso.

Otra más es promover el crecimiento verde, luchar contra el cambio climático, desarrollando energías renovables y promoviendo el ahorro de energía.

Potenciar a la industria nacional. Como se acordó en el Pacto por México debe incentivar el desarrollo de cadenas de proveedores nacionales. Además deben orientar las inversiones hacia actividades de mayor valor agregado y rentabilidad para el país. Pemex debe suministrar insumos energéticos y hacerlo con estándares de calidad y precios competitivos.

Otra meta es fortalecer su capacidad de inversión y desarrollo tecnológico con los cambios necesarios para transformarla en una empresa pública, de carácter productivo, que tenga la capacidad de competir como una empresa de clase mundial.

Otros puntos en marcha es ampliar la capacidad de ejecución de la exploración y producción de hidrocarburos, para maximizar la renta petrolera.