Mano dura. La exprimer ministro británica también es recordada por su oposición al crecimiento de los sindicatos.
Aguerrida y decidida a salirse con la suya, Margaret Thatcher dividió la opinión del mundo durante su vida y ahora también tras su muerte.
Muchos líderes ensalzaron a Thatcher por su determinación de modernizar el panorama industrial de Gran Bretaña, incluso al costo de huelgas y desórdenes, y de respaldar a Estados Unidos cuando Occidente se impuso en la Guerra Fría ante la Unión Soviética. Otros la consideraron una tirana despiadada que prefería el conflicto a los acuerdos.
En Argentina, el gobierno no emitió una reacción oficial, pero muchos argentinos la criticaron en Twitter, culpándola por la muerte de 649 soldados argentinos en el conflicto del Atlántico Sur. Thatcher ordenó el desembarco británico de 1982 en las Islas Malvinas para desalojar a los militares argentinos que las habían ocupado.
Unos 255 soldados británicos y tres isleños de las Malvinas murieron en la contienda.
"Thatcher es casi una mala palabra aquí en Argentina", dijo Rubén Chaves, residente de Buenos Aires. "Aquí nadie siente simpatía por ese nombre".
El legislador de las Malvinas Mike Summers dijo que Thatcher fue "una entre unos pocos líderes políticos que podrían haber organizado la expedición que ella montó en 1982 para restaurar nuestra libertad, y desde una perspectiva de las Islas Falkland (como se conoce en Gran Bretaña a las Malvinas) siempre será recordada por eso".
El primer ministro David Cameron elogió a su antecesora, quien encabezó el gobierno en la década de 1980, al considerarla "una gran británica". Pero otros, particularmente los socialistas de Europa que se enfrentaron a ella, mostraron menos aprecio en sus reacciones a la muerte de este ícono conservador, ocurrida ayer lunes.
Las banderas del Palacio de Buckingham, el Parlamento y en la totalidad de Gran Bretaña fueron colocadas a media asta.