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Tiempos pasados

Diálogo

YAMIL DARWICH

Cuando los seres humanos inventamos la psicología tratando de entendernos, también complicamos la comprensión y el disfrute de la simpleza de la vida.

Hoy, hablamos sobre especialidades como psicología educativa, encontrando cientos, sino miles de textos sobre ella; aún más, incluya otros tópicos para comprender la misión de educar -sea en el hogar o la escuela- entre ellos, diferentes disciplinas educacionales con títulos imponentes, como: aprendizaje organizacional, tecnología educativa, planificación del aprendizaje, diseño educacional, etc.

¡Tan simple que era para nuestros padres y abuelos educarnos! Hoy vivimos tal confusión, que terminamos por mal educar a los hijos, siempre desconcertados, preguntándonos: ¿por qué?

Hablarles fuerte o peor aún, darles una buena nalgada para que quede claro lo que es permitido, es causa de "traumas" y "daño al desarrollo de su personita", negándoles con nuestra actitud la oportunidad de conocer límites.

Hoy día, ignoramos la diferencia entre el amor maduro y el que no; además, estamos tan ocupados en nuestras labores profesionales, que queda poco tiempo para emplearlo en educar.

Ante tal circunstancia, inventamos las guarderías o jardines de niños, que pretendemos nos suplan, desentendiendo ese amor maduro que educa, trocándolo por otro, cargado de sentimientos de culpa, que recompensa la ausencia de los padres con dinero y cosas materiales.

Le hemos quitado la espontaneidad al amor filial y lo cambiamos por el neurótico, que trata de "comprar perdón por la ausencia", dando permisos, dejando pasar malos comportamientos y ofreciendo dinero para que ese tiempo, en que no podemos acompañarlos, sean suplidos por diversión en antros, cinemas, a veces malas compañías o diversiones vanas y hasta peligrosas.

Los más viejos, que crecimos en un mundo sin complicaciones teóricas, tuvimos una educación distinta, que al entender de los "eruditos" actuales, seguramente debieron dañarnos gravemente.

Imaginen el "daño psicológico" que tenemos, si recordamos que aprendimos los valores sociales con un muñeco de madera llamado Pinocho, con una nariz que sin duda es un símbolo fálico, promotor de la prematura vida sexual activa.

A la vista de las teorías educativas modernas, Blanca Nieves, fue una muchachita malcriada que se escapó de la casa de sus padres y se fue a vivir con siete enanos. La Bella Durmiente, promotora de la pereza, con un príncipe abusivo sexual. Caperucita Roja y la Cenicienta, sin duda que son unas niñitas zoofílicas.

Claro que todo ese mensaje nos quedó grabado en el subconsciente y en algún momento habrá de aflorar, haciéndonos unos monstruos para-sociales (jajaja).

Por si fuera poco, nos emocionamos con héroes que también nos dejaron mensajes en el subconsciente, ¡dañándonos irremediablemente!: Tarzán de los monos, exhibicionista y zoofílico, homicida, culpable de rapto de Jane. Batman y Robin, pareja en matrimonio de conveniencia, que promueven la destrucción del concepto tradicional de familia.

Supermán, rechaza al amor con responsabilidad, por temor a las relaciones profundas y verdaderas, caso de su insistente y enamorada Luisa Lane, que además de todo es rogona, tonta y poco práctica al rechazar a Clark Kent, que se desvive por ella.

Archi y su pandilla, todos inmersos en el mundo del bulling y promotores de la rebeldía escolar; Tobi y sus amigos, vagos y machistas; sin duda serían señalados por las feministas en defensa de Lulú.

De los nacionales: Memín Pinguín, ejemplo de mal comportamiento y desobediencia y los Super Sabios, dedicados a despertarnos la líbido, enamorando a Pepita.

Con la televisión, nos programaron con un numeroso grupo de dibujos animados distorsionadores de la realidad, como los Picapiedra, machistas que se ufanaban de ser "cornudos", con su club de los Búfalos Mojados.

Bugs Bunny y sus tendencias homosexuales; un pato orate, a todas luces sociópata, enseñándonos a atacar al sistema y un cerdo tartamudo con delirios paranoides, invitándonos a desconfiar y odiar al mundo. Una pléyade de animales que promueven la soltería y el amor libre, caso de Pato Donald, con supuestos sobrinos, todos personajes solteros que nos confundieron el sentido de pertenencia familiar.

Con todo, fuimos capaces de establecer familias, respetar marcos de ética y límites de respeto a códigos sociales, logrando fortalecer nuestro ego. ¿No es así?

A pesar de la mala educación, llegamos a la luna, inventamos la televisión, promovimos la educación con visión global, desarrollamos las tecnologías, promovimos el arte y fuimos niños y jóvenes felices, sin contar con juegos electrónicos, ni Internet, mucho menos chatear o twittear.

Imaginen y sonrían los jóvenes: ¡nos divertíamos con un trompo de madera, canicas en la bolsa y un "tirapalos" en las manos! Recuerdo la anécdota de aquel muchacho que le reprochó a su padre: - "Yo no pedí venir al mundo" y el hombre, serenamente le contestó: - "Tu mamá y yo sí quisimos que vinieras, para darte amor".

Me parece que nuestros padres no nos educaron tan mal; y nosotros ...¿qué tal lo estamos haciendo?

ydarwich@ual.mx

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