Falta mucho por hacer en el tema de la violencia en La Laguna. Es cierto, han bajado los índices de homicidios, pero no podemos aún hablar de una tendencia, al menos es una de conclusiones que arroja la publicación del monitoreo de incidencia delictiva en la zona conurbada realizado por el Observatorio Nacional Ciudadano, México Evalúa y el Consejo Cívico de las Instituciones de La Laguna.
Más allá de los discursos políticos es un hecho que nos llevará mucho tiempo reconstruir la paz en la Zona Metropolitana, sobre todo si tomamos en cuenta que en 2012 La Laguna se ubicó como una de las cuatros regiones más violentas de México, con tasas en todos los delitos mayores a la media nacional.
Sin duda resulta alentador que tras la publicación del informe de incidencia delictiva en La Laguna, el procurador de justicia de Coahuila, Homero Ramos Gloria, se comprometiera con el Consejo Cívico de las Instituciones a que exista una mayor transparencia en las cifras sobre la incidencia de delitos y evitar así la discrepancia en las cifras.
Una medición eficaz permite establecer metas cuantificables en las políticas que buscan reducir la violencia, de ahí que la transparencia en el manejo de las cifras sea fundamental. Además de que en este trabajo las autoridades y organismos de la sociedad civil deben trabajar de la mano para obtener mejor resultados.
Sin embargo, nuevamente se evidencia la falta de una visión metropolitana del problema. Mientras Coahuila ya hizo un compromiso público, el gobierno de Durango aún no emite ninguna postura sobre el informe y tampoco se ha comprometido a una mayor transparencia y coordinación que evite que el registro sea reducido, como menciona el informe, a una “sumatoria permanente de delitos”.
Desde hace mucho tiempo el nivel de respuesta al problema de la inseguridad ha sido muy distinto entre Coahuila y Durango. El lanzamiento del programa de prevención de delitos semanas atrás por el Gobierno Federal es contundente al señalar la necesidad de una mayor coordinación entre las autoridades de todos los niveles. Es cierto, la gente sale más a las calles, pero aún no podemos presumir que la paz ha regresado a la región y ésta sólo será posible con el trabajo conjunto de la sociedad civil con las autoridades de Coahuila y Durango, de ahí la importancia de que las autoridades en realidad se comprometan a la solución conjunta del problema.
