No hay duda que el manager es el hombre de un equipo de pelota que siempre está en peligro y una mala racha, aunque sea de una semana, lo pone en situación de poder perder el empleo sin importar que hace poco haya ganado un campeonato o con la fama que pueda tener. Por lo menos es lo que sucede en el beisbol mexicano, tanto de verano como de invierno.
Hace unos días los Olmecas de Tabasco dijeron que Raúl Cano dejó el mando del club para volver a la oficina como gerente, mientras el coach Vicente Palacios debutó como nuevo timonel, pero ahora se insiste que Enrique "Ché" Reyes acaba de dejar el Rieleros de Aguascalientes, será nombrado en breve el nuevo timonel. Hace un año los Rieleros con Ché Reyes estuvieron en la final por la corona que perdieron ante Águila de Veracruz. Y precisamente los campeones fueron los primeros en quitar a su manager Pedro Meré cuando vivieron muy mal principio más que todo por la tardanza en llegar de los estelares Lorenzo Barceló y Carlos Rivera, que estuvieron en la final del Mundial y que deseaban celebrar por un rato el campeonato de Dominicana y el segundo lugar de Puerto Rico.
La Zona Sur ha cambiado a cuatro de los ocho managers que comenzaron mientras en el Norte han quitado solamente a dos, aunque uno de ellos, Mario Mendoza, estaba en primer lugar con Broncos cuando fue removido.
En Ligas Mayores todavía no hay ningún manager que haya sido removido de su puesto aunque en este renglón los reflectores han apuntado por varios días ya a Don Mattingly, de los Dodgers de Los Ángeles, que a pesar de tener a un nuevo fenómeno en el cubano Yasiel Puig continúan en último lugar de la Liga Nacional Oeste.
En ocasiones un equipo es perseguido por un mal fario que se ensaña con ellos y el lunes, por ejemplo, los Dodgers ganaban 3-1 en la novena cuando el cerrador Brandon League aceptó un rally de tres carreras de los Arizona que terminó ganando.
Mattingly tuvo de primer bateador en el orden a Puig en la primera semana que le valió al cubano ser elegido el jugador de la semana, pero el lunes lo cambió al cuarto puesto, el lugar de honor. Puig respondió con una noche de tres hits en cuatro veces para continuar impresionando para subir su average a los .500, pero los casi 40,000 aficionados que fueron al estadio vieron cómo esta vez fue el cerrador el que falló. Así como los equipos se acostumbran a ganar llega el momento en que se acostumbran a perder. Y el cerrador echó a perder la gran labor del estelar Kershaw, que era prácticamente invencible hasta hace unos días. S.O.S. en Los Ángeles.