MUCHAS veces se ha dicho que el beisbol es el rey de los deportes, o como decía el inolvidable Pedro Treto Cisneros, es un deporte muy agradecido, pero también puede resultar cruel, muy cruel. El domingo los Diablos Rojo echaron por la borda una victoria que necesitaban al correr mal las bases y perder ante Monclova 10-9 en una emocionante batalla en el Foro Sol.
Por la mitad del partido, sin outs en la pizarra, Óscar Robles llegó a tercera pero al quedar la pelota a la deriva ya en el infield, se fue al home y fue puesto out siendo esperado. Después de eso vino el jonrón de Japhet Amador que produjo dos carreras en lugar de tres por haber sido out ese corredor en home. Y el que la hace, la paga. Esa marfilada terminó originando que los Rojos perdieran 10-9. No sabemos si lo mandó el coach de tercera, Víctor Bojórquez, o el corredor se fue por su cuenta, pero fue una muy mala y costosa decisión. Nos hizo recordar el pasado mundial cuando en el equipo mexicano, una aberración de la Federación, el coach de tercera, Ever Magallanes, mandó a Karim García al matadero en el home cuando no había out en la pizarra.
El gran juego se fue empatado a siete carreras hasta la novena entrada en que entró Enrique González como relevista y ya con dos outs se le embasaron los dos siguientes. González ha estado muy descontrolado en sus últimas salidas, posiblemente por el tiempo que estuvo sin lanzar tan seguido después que fue el cerrador, y era de alto riesgo dejarlo con la decisión del partido en sus manos. Se palpaba que algo malo iba a suceder para los Rojos y Yurandel de Caster, el cuarto bat del Acereros, terminó conectando un jonrón de tres carreras que iba a decidir el partido. En el cierre del noveno los Diablos pusieron su acostumbrado ataque de última hora y anotaron dos carreras pero se quedaron a una del empate.
Los problemas del Diablos en el pitcheo abridor siguen y Rodrigo López no tuvo una buena salida el domingo cuando es la gran esperanza para el campeonato número 16. En los relevos han mejorado, aunque no con todos los brazos. Ese jonrón por De Caster cayó como una ducha helada en el buen número de aficionados que vieron a sus queridos Diablos terminar la semana en casa con 4-2 y aunque todavía en el primer lugar sigue enfrascado en la gran pelea por no terminar en cuarto y tener que ir a un juego extra contra el comodín para decidir quién de los dos es el que entra de lleno en los playoffs y quién se va a su casa. En el cuarto lugar espantan. Es la casa del horror.
