DECÍAN antes que cuando el nombre de un ampayer no aparecía en ninguna crónica es que había hecho un gran trabajo, ya que generalmente los hombres de azul sólo se citan cuando hay una gran discusión o una bronca. El ampayeo en la pasada serie final de la Liga Mexicana estuvo bastante bien, mejor que otras veces, y para mi gusto el que hizo el mejor trabajo detrás del plato lo fue Carlos Campechano que trabajó el quinto y último partido.
Los tres ampayers que trabajaron detrás del home en Monterrey estuvieron mejor que los que lo hicieron en los dos primeros partidos. Jair Fernández en el tercer juego y Demián Hernández en el cuarto lo hicieron bien, mientras que en los dos primeros en Cancún tuvieron sus problemas. "Lobito" Saiz con 11 bases por bolas en el juego por su estrecha zona de strike, mientras el gordito Daniel Rubio se metió en algunos problemas en juego difícil de 10 entradas.
La única discusión vino en el tercer juego en Monterrey cuando Édgar Quintero conectó un largo y alto batazo pegado a la raya derecha que fue declarado jonrón. Roberto Vizcarra protestó diciendo que era faul pero en la repeticiones no se alcanza a ver la pelota por lo alto que iba así que no apareció el "cuerpo del delito".
Aseguran que en Ligas Mayores van a tener los ampayers más repeticiones en la temporada del 2014, lo cual va a alargar aún más los juegos, aunque dicen que por otro lado van a recortar tiempos muertos. La única solución drástica es la de no permitirle a tantos relevistas que entran en el transcurso de una entrada los pitcheos de calentamiento cuando llegan a la lomita. Ya vienen listos y volvemos a repetir, en ningún deporte pierden minutos que molestan a la gente para que un jugador sustituto tarde dos o tres minutos en ponerse en forma.
Vimos otra vez en la serie final cómo el desfile de lanzadores, en un juego hubo ocho pitchers por equipo, hizo que tuviéramos que esperar pacientemente a que el nuevo lanzador llegara, se pusiera de acuerdo con su manager, platicara con su catcher, escarbara la tierra del montículo varias veces y, entonces, comenzara a tirar con la mayor lentitud que pudiera los cinco pitcheos de preparación. Y si usted se da cuenta el nuevo lanzador tira esos cinco lanzamientos sólo por tirarlos, sin ponerles fuerza ni jiribilla. Esta regla se hizo cuando no había tantos relevistas que entraban y los juegos duraban dos horas.
Veremos si esa es una de las nuevas reglas el año que viene para dar paso a más repeticiones en las decisiones de los ampayers.