DAVID Reyes volvió a ser el domingo el mismo pitcher de sus mejores días y llegó hasta la séptima entrada sin aceptar hit ni carrera hasta que Brent Cleven le conectó un sencillo en el séptimo con un out pero de cualquier manera terminó siendo el pitcher del triunfo al ganar Ciudad Obregón a Guasave 3-1 en un juego clave para aspirar a la calificación de los playoffs.
El problema es que aun con ventana de 3-0 dejaron a Reyes lanzando al principio del octavo y lo quitaron finalmente con 98 pitcheos en su prometedor brazo derecho. En siete actos y un bateador, el pitcher de los Diablos Rojos aceptó una carrera al relevar mal Mario Mendoza y ponchó a seis con tres bases. Solamente aceptó el hit citado y no hay que olvidar que David lanzó un relevo largo y monumental contra Dominicana en la pasada Serie del Caribe, uno de esos juegos que no se olvidan.
El asunto es que Reyes es muy joven para sacarle 98 pitcheos en una salida ya que es un brazo que hay que cuidar pero igual pasó en el verano pasado en que le sacaban más pitcheos de lo aconsejable tomando en cuenta que trabaja en verano y en invierno.
Un día me dijo el famoso buscador Mike Brito que los managers solamente piensan en ganar el juego y el beisbol de aquí y de Ligas Mayores está lleno de lanzadores que reventaron por exceso de trabajo. Se recuerda cómo Joe Torre exageró con llamar al relevista Proctor que tiraba 97 millas pero le daban jonrones de 100 millas. Dan Firova usó demasiado al zurdo Armenta en aquella final que ganó Tigres en el 2001 y Joe Girardi también fue exprimidor de brazos con el zurdo Boone Logan que mejor se fue a Seattle por tres años. La manera que trabajan algunos pitchers es para brazos de hierro solamente.
Claro que el pitcher de Ligas Mayores descansa en invierno pero en México trabajan en todas las estaciones del año. Luis Alonso Mendoza exageró al tirar en Estados Unidos, en invierno y en Series del Caribe, por lo que ahora va a jugar en Japón y no en la gran carpa.
El manager no exprimiría ningún brazo si el pitcher pensara que debe cuidarse y le diría al manager que ya está cansado por tantos pitcheos, aunque generalmente el profesionalismo, el querer conquistar el mundo en un juego, se apodera del atleta y quiere seguir y seguir.
Pepe Peña fue uno de esos últimos brazos de hierro que abría y relevaba por lo que un día le aconsejó aquel célebre manager Tony Castaño: "Si no cuidas tu brazo cuando te lastimes nadie te va a contratar".
La caridad comienza con uno mismo.
¡Feliz Navidad!
