Las personas que trabajan son menos propensas a ser hospitalizadas, menos propensas a sufrir enfermedades crónicas o enfermedades mentales e incluso tienen una menor tasa de mortalidad. INGIMAGE
El estrés laboral, lidiar con las problemáticas de la oficina, el estilo de vida en algunas ocasiones agitado y otros factores han hecho que el trabajo se vuelva una carga o una mera obligación; sin embargo, debe saber que pese a lo anterior, reportes actuales demuestran que trabajar es en realidad bueno para la salud.
El Departamento para el Trabajo y Pensiones del Reino Unido realizó una serie de encuestas y evaluaciones en las que quedó demostrado que las personas que trabajan son menos propensas a ser hospitalizadas, menos propensas a sufrir enfermedades crónicas o enfermedades mentales e incluso tienen una menor tasa de mortalidad.
Lo anterior se debe a diversas razones, entre ellas el que emplearse da acceso a servicios de salud y por lo tanto a atención médica y tratamiento continuos.
Además, quienes trabajan tienen cierto poder adquisitivo que les permite no sufrir las condiciones de pobreza que se vinculan a enfermedades a causa de situaciones insalubres, relacionadas al entorno y factores socioeconómicos.
También se ha demostrado que el cultivar relaciones sociales de trabajo y trabajar en general, alimentan el sentido de propósito en la vida y fijan objetivos a los que las personas se aferran.
Incluso está comprobado que si una persona ha sufrido algún accidente que la separó temporalmente de su trabajo, al reintegrarse a la vida laboral, ésta se recupera más rápido.
Cabe mencionar que estos factores son ‘válidos’ para ‘buenos puestos de trabajo’, es decir, empleos que sean dignos, aseguren un salario acorde a las capacidades de la persona y el entorno económico, además de que le generen al empleado un sentimiento de satisfacción y pertenencia.
^AC
