Popular en el mundo de habla hispana, pedir deseos y comer 12 uvas al sonar las campanadas que anuncian la llegada del año nuevo, es un clásico de aparición reciente en las fiestas del 31 de diciembre en el País.
Popular en el mundo de habla hispana, pedir deseos y comer 12 uvas al sonar las campanadas que anuncian la llegada del año nuevo, es un clásico de aparición reciente en las fiestas del 31 de diciembre en el País.
"Es una tradición que inició en Alicante el siglo pasado, cuando hubo un excedente en la producción de uva de mesa y los productores se inventaron la tradición para colocar la uva en el mercado", comenta Juan Alberto Laborin, director de la Asociación Agrícola Local de Productores de Uva de Mesa en Sonora.
Por su parte, Yuri de Gortari, investigador y fundador de la Escuela de Gastronomía Mexicana, menciona que es una costumbre que nació a finales del Siglo 19, cuando un grupo de madrileños comenzó a comer las uvas en la Puerta del Sol con las campanadas del reloj del ayuntamiento, a manera de imitar burlonamente al Consejo de Ministros, que acostumbraba despedir la Noche Vieja con champaña y uvas.
Las dos versiones apuntan a España como origen de una tradición que se expandió por América Latina y que hoy hace que las mesas mexicanas se llenen de uvas de mesa importadas, ya que el periodo de cosecha en México sólo es de mayo a junio.
"Las uvas que podemos encontrar en esta época del año en el mercado son en su mayoría de California, ya que la cosecha de Sonora, principal productor de uvas de mesa en México, se realizó en meses pasados", aclara Laborin.
Sonora produce el 95 por ciento de la uva de mesa mexicana, cuya producción de más de 176 mil toneladas es exportada a más de 30 países.
