El debate sobre la legalidad del aborto volvió con fuerza a la arena nacional en Estados Unidos.
Esto debido a un caso dramático de un médico practicante de abortos que está acusado de matar a tres bebés que siguieron vivos luego de ser abortados.
El doctor Kermit Gosnell realizó en su clínica de Filadelfia varios miles de abortos durante sus treinta años de carrera, se calcula que obtenía ingresos por 1.8 millones de dólares al año que le permitieron forjar una fortuna al tiempo que su ética y moral se venían por los suelos.
Gosnell, de 72 años de edad fue declarado culpable por asesinato en primer grado y podría ser sentenciado a la pena de muerte en los próximos días.
El cirujano abortista fue acusado de varios delitos más que lo han convertido en el peor exponente de los promotores del aborto en Estados Unidos, práctica que fue declarada legal por la Suprema Corte de Justicia en enero de 1973, hace ya cuarenta años.
La clínica de Gosnell era una auténtica "casa de terror", investigadores señalaron que podrían verse por todos lados bolsas y botellas con fetos humanos, muebles con sangre, instrumentos médicos sucios y hasta gatos rondando por los pasillos.
No queda claro si alguna paciente de Gosnell falleció en la clínica, pero se sospecha que muchas sufrieron complicaciones serias porque el médico no tenía empacho en practicar abortos después de 24 semanas de embarazo, fecha límite que fija la ley en el estado de Pennsylvania.
Lo anterior conduce a la dura realidad de que aun siendo el aborto permitido, no se garantiza la salud y bienestar de las mujeres que lo practican, argumento que fue utilizado con vehemencia para legalizarlo en la ciudad de México, en abril del 2007.
Por fortuna y pese a los vientos liberales que soplan en Norteamérica, la tasa de abortos disminuyó en un 7 por ciento durante la última década, aunque anualmente se practican todavía más de un millón de abortos.
Es indudablemente una industria bien aceitada en donde grandes empresas médicas se benefician por esta práctica en donde la mayoría de los pacientes son mujeres entre 20 y 29 años de edad.
Por cierto sólo el doce por ciento de las féminas que abortan mencionan como causa principal algún problema físico o de salud. El 85 por ciento son mujeres solteras que acuden a esta práctica simplemente para rehuir la responsabilidad de proteger, crear y educar a su criatura.
Hay cambios tenues, pero importantes en la concepción del aborto en Estados Unidos.
En una reciente encuesta de Gallup el 48 por ciento de los encuestados se declaró a favor de la vida y un 45 a favor de que la mujer tome la decisión en cuanto al futuro de su bebé.
El 52 por ciento consideró que el aborto debe ser legal sólo en ciertas circunstancias, el 20 por ciento considera que debe ser ilegal en todo momento, mientras que el 26 por ciento opina que deber ser legal en cualquier circunstancia.
Hace unos días llamó la atención que el obispo de Celaya, Benjamín Castillo Plascencia, criticara a los políticos y activistas por oponerse a las corridas de toros, pero sin hacer nada para proteger a los bebés que son abortados en México y para defender el derecho a la vida.
En Estados Unidos las cosas van todavía más lejos porque se cuida a ultranza a los perros, gatos y otras mascotas, pero se quita la vida a más de un millón de bebés en gestación cada año y se cometen terribles abusos contra indocumentados mexicanos y otras minorías étnicas.
Ahora que el presidente Enrique Peña Nieto situó entre sus programas centrales el combate al hambre y a la pobreza, bien haría en tomar como otra de sus banderas la defensa a la vida y al derecho que tiene todo ser humano --por pequeño que sea-- a nacer y crecer en un ambiente sano.
APUNTES FINALES…
El cese del titular de la Profeco, Humberto Benítez, representa un triunfo ciudadano porque fueron los comensales del restaurante capitalino quienes rechazaron la acción de clausura "ordenada" por Lady Profeco… La medida del Gobierno federal es implacable y sienta un sano precedente para evitar más abusos de funcionarios y sus familiares.