Lina Meruane, edición 2012.
Con 20 años de existencia, el premio Sor Juana Inés de la Cruz es altamente conocido porque fomenta la consolidación de la presencia femenina en la literatura, al reconocer el trabajo novelístico de las mejores narradoras de habla hispana.
Elena Garro, Margo Glantz, Marcela Serrato y Laura Restrepo son algunas de las literatas que han recibido el premio Sor Juana Inés de la Cruz para obra publicada escrita por mujeres, el cual es otorgado por la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara con el auspicio de la Universidad del Claustro de Sor Juana.
Algunos pueden sorprenderse de que al tratarse de un galardón mexicano su origen sea extranjero, pues en 1992 la escritora y editora nicaragüense Milagros Palma fue quien concibió la institución de un reconocimiento en memoria de la llamada Décima Musa, que junto a Juan Ruiz de Alarcón y Carlos de Sigüenza y Góngora, constituye una de las más destacadas plumas de las letras novohispanas del ‘siglo de oro’.
Palma reside en París desde 1984, donde compagina la creación con la docencia y la investigación, y en el 86 creó la editorial INDIGO & Côté-femmes. Según ha declarado, la idea de establecer el premio le surgió porque a raíz de fundar dicho sello observó que había muchas nuevas autoras y pensó que una manera de dar difusión a sus obras y llevarlas a otros idiomas sería contar con el respaldo de un reconocimiento que de alguna manera se ligara a literatura femenina de comprobado prestigio, y qué mejor para ello que la figura de la legendaria religiosa.
Así, el Sor Juana se adjudicó por primera vez en 1993 durante el Cuarto Simposio Internacional de Crítica Literaria y Escritura de Mujeres de América Latina, organizado por Milagros Palma, dentro de las actividades de la FIL de Guadalajara. Desde entonces sigue confiriéndose anualmente en el marco de la misma feria.
Durante los tres años iniciales el galardón consistía únicamente en traducir al francés la novela laureada y publicarla en INDIGO & Côté-femmes. Y aunque desde sus inicios tuvo una excelente aceptación de la crítica y participación de plumas conocidas, continuó siendo una recompensa de carácter casi simbólico puesto que no implicaba gratificación alguna: hasta 2003 a la triunfadora se le homenajeaba únicamente con una comida o cena y una figura que representaba a la célebre jerónima. Fue en 2004 que se asignó un estímulo económico de 100 mil pesos, suma que en 2005 ascendió a 10 mil dólares (la cifra se mantiene hasta la fecha). Dicho sea de paso, varias narradoras de renombre han comentado lo desafortunado de la desigualdad que hay en este renglón, pues otros premios de la misma categoría manejan primas muy superiores.
Sin embargo, lo más importante para quienes conquistan este reconocimiento es la posibilidad de que su trabajo llegue a manos de más lectores a través de editoriales de América Latina; da prestigio, coloca a la elegida bajo los reflectores y sin lugar a dudas esa atención alcanza a iluminar el resto de su bibliografía previa y futura.
SÓLO PARA MUJERES
La convocatoria del Sor Juana es breve y clara. Sin importar la nacionalidad, pueden aspirar a él quienes presenten una novela escrita originalmente en español y publicada un año antes (por ejemplo la emisión 2013 admitió libros impresos entre enero 2012 y abril 2013). Señala que sólo se consideran aquellos textos con extensión mínima de 120 páginas y un tiraje de por lo menos mil ejemplares.
Para cada emisión se renueva el jurado, siempre integrándolo con tres elementos, ya sea escritores de notable trayectoria (equipo que puede o no incluir a ganadoras previas) o bien críticos literarios del continente americano, quienes en dado momento tienen la facultad de declarar desierto el premio, lo cual sólo ha ocurrido en una ocasión (2000).
Este año el plazo para participar venció en mayo y el resultado se dará a conocer el 4 de noviembre, justo a tiempo para que la triunfadora asista a la ceremonia de entrega programada un mes después.
LAS ELEGIDAS
La mexicana Angelina Muñiz-Huberman fue la primera en recibir el Sor Juana en 1993, por Dulcinea encantada. Doctora en Letras por la UNAM y en Lenguas Romances por la Universidad de Pensilvania, es autora de una extensa obra narrativa, poética y ensayística.
Hasta ahora son seis las mexicanas que han merecido este honor, siendo asimismo México el país con más galardonadas en estos 20 años. Le siguen Argentina con cuatro premiadas, Chile con tres, España con dos, y el resto son casos únicos de Colombia, Nicaragua y Uruguay. Resalta el caso de la tamaulipeca Cristina Rivera Garza, quien ha obtenido esta distinción en dos ocasiones: en 2001 por Nadie me verá llorar y ocho años después, 2009, por La muerte me da.
La periodista chilena Lina Meruane, quien ha escrito novela, cuento, ensayo y teatro, fue seleccionada en la edición 2012 por Sangre en el ojo, historia que cuestiona la incondicionalidad del amor a través de una relación surgida en una emergencia médica. Durante el evento de premiación celebrado el pasado 28 de noviembre, Meruane tocó un punto sensible al expresar su deseo de que con el paso del tiempo, la apertura de pensamiento vuelva obsoleto el Sor Juana: “Escribamos hasta que este premio termine por ser innecesario; cuando se clausure en cinco, 10 ó 25 años, celebraremos cuando no haya diferencias”. Con ello, hizo alusión a lo que otras ganadoras han mencionado en su momento: el hecho de que todavía en nuestros tiempos las literatas son minoría (al menos las publicadas) y en opinión de muchos todavía se menosprecia la creación femenina sólo por el género de sus autoras, y por lo tanto tiene menos espacio y apoyo que lo firmado por hombres.
Más allá de esa percepción, es un hecho que el Sor Juana Inés de la Cruz es uno de los reconocimientos más acreditados y codiciados en las letras hispanas. Recibirlo es garantía de prestigio, atención de los medios y más importante aún: nuevos lectores.
Correo-e: bhernandez@elsiglodetorreon.com.mx
