Dolor. El obispo mexicano Raúl Vera da consuelo a familiares de víctimas de desaparición de todo el país durante una marcha por calles de Ciudad de México, para conmemorar el Día de las Madres; presentaron sus testimonios, denuncias y dieron lectura a cartas y poemas dedicados a sus familiares desaparecidos.
Madres de desaparecidos de México y Centroamérica marcharon en el Distrito Federal para exigir al Gobierno federal el esclarecimiento de sus casos y la aparición con vida de sus familiares.
"Hijo, escucha, tu madre está en la lucha", fue una de las consignas que gritaron las madres durante su recorrido del Monumento a la Madre hacia el Ángel de la Independencia.
"Un país donde la madre de una víctima tiene que dedicarse a vender dulces en las calles para así poder venir a la ciudad de México y exigirles a las autoridades que investiguen es un país donde la justicia es más una ilusión que un derecho", declaró Daniel Zapico, director de Amnistía Internacional en México, quien acompañó a estas mujeres.
En la marcha participaron alrededor de 200 personas agrupadas en las Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México, algunas de las cuales llegaron en autobuses desde la noche del jueves procedentes de diversos estados del país.
"Mi hija Dulce María Ortega desapareció en abril de 2012 en Chihuahua y las autoridades no han hecho nada, pero no descansaré hasta que nos entreguen a nuestros hijos", manifestó Blanca Rodríguez, quien vino a la ciudad de México para entregar una petición de audiencia con el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam.
Una pancarta de los manifestantes de esta Marcha por la Dignidad decía: "Exigimos la búsqueda inmediata de nuestros hijos y familiares desaparecidos".
"Hacemos un llamado al gobierno para que cumpla con su trabajo, nos digan qué pasó con nuestros familiares y eviten que sigan ocurriendo estos lamentables hechos", dijo Claudia Ordóñez, quien leyó un pronunciamiento en el Ángel de la Independencia.
En la marcha también participó el obispo la diócesis de Saltillo, Raúl Vera, quien lamentó la pasividad con la que las autoridades actúan para atender los casos de secuestros, así como las extorsiones y los asesinatos.
"La presencia de estas mujeres es el resultado de sus acciones corruptas, es el sufrimiento de millones de personas, entre ellas de estas madres víctimas de desaparecidos", afirmó el obispo.
Brenda Rangel, vocera de la organización, informó que sólo en este frente tienen reportados mil 500 casos de personas desaparecidas, "pero hay otros miles a nivel nacional que se encuentran en la cifra negra y que hasta el momento se desconoce si están vivos o muertos", aseveró.
EN TODO EL PAÍS En la norteña Ciudad Juárez, donde desde principios de la década de 1990 han sido asesinadas más de 700 jóvenes, otro grupo de mujeres protestó en las calles con fotografías de jóvenes desaparecidas y fallecidas.
Modesta Gómez, de 65 años, dijo que aún conserva esperanza de hallar con vida a su hija. "Mi hija ya lleva cinco años desaparecida, se llama Claudia Antonia Núñez Gómez. Yo ya soy una mujer vieja y quizá ya no alcanzo a buscarla", contó.
En la Cuernavaca, central estado de Morelos, se efectuó una manifestación en la plaza central, se depositó una ofrenda en memoria de tres jovencitas desaparecidas el año pasado, y se celebró una misa en la catedral de esa ciudad turística.
En tanto, Amnistía Internacional hizo un llamado a las autoridades mexicanas para que reconozcan la dignidad de la lucha de las madres de los desaparecidos, esclarezcan los hechos y lleven a los responsables ante la justicia.
Daniel Zapico, representante en México de Amnistía, anunció el lanzamiento del sitio web www.nuncaolvidaremos.org a través del cual se busca recolectar más de 20,000 firmas que respalden la exigencia de justicia de las familias de las víctimas de secuestro y desaparición forzada, es decir donde participan agentes del Estado.
El Gobierno anunció recientemente que existe un registro de unas 26,000 personas "no localizadas" por múltiples motivos, una lista que se está depurando para conocer las causas de la desaparición.
