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Un gobierno impotente

Mirando a fondo

VÍCTOR GONZÁLEZ AVELAR

LAS POLICÍAS COMUNITARIAS o policías llamadas de autodefensa vienen a ser un fenómeno inédito en la historia de este país. Tan es así, que ya va siendo costumbre que grupos locales se apoderen de las carreteras y vías de acceso a sus propias comunidades muy especialmente en Oaxaca, Michoacán y Guerrero. También éstos se han erigido en un tipo de justicia local que impone su voluntad al mismísimo Ejército, ante la sorpresa e impotencia de las autoridades locales, estatales y la federal. Pero lo más grave: a últimas fechas han secuestrado y retenido a funcionarios y soldados de las fuerzas armadas.

ANTE ESTOS HECHOS el Gobierno federal se manifiesta totalmente impotente. Ello ha permitido existan y que varias zonas del país se hayan sustraídas al estado de derecho, ahora en manos de esos grupos armados y no pasa nada.

EL GOBIERNO FEDERAL se ha visto incapaz de evitar estos actos que tienen todos los elementos de actos anárquicos. En aquellos espacios o islas al margen del derecho que se supone rige en todo el país, las autoridades a sus tres niveles de gobierno se han convertido en lastimosos títeres de los llamados grupos de autodefensa.

DÍGANME USTEDES en qué papel se pone a las fuerzas armadas, cuando un grupo de anarquistas es capaz de retenerlos y mantenerlos secuestrados. ¿Cuál es la razón para que el Gobierno federal saque al Ejército y a los marinos de sus cuarteles y los exponga a una exhibición miserable y ridícula en carácter de secuestrados por grupos de inconformes perdidos en cualquier pueblo del territorio nacional?

Las fuerzas armadas de este país y de cualquier otra nación medianamente civilizada, tienen como objetivos primordiales la defensa del territorio nacional y la salvaguarda de la paz interior del país. Pero nuestras fuerzas armadas no pueden cumplir con ello porque tienen órdenes expresas de la superioridad de no hacerlo.

ES DEL CONOCIMIENTO de todos que el respeto a nuestro Ejército se ha venido perdiendo estos últimos meses, con motivo de la ingrata tarea que el Gobierno federal le ha encomendado; estas fuerzas armadas tienen orden expresa de no reaccionar frente a cualquier acto de provocación por parte de los grupos provocadores. Iguales instrucciones tienen las policías locales y de la Ciudad de México. Esto origina una situación de humillación e impotencia para los cuerpos de seguridad cuando de proteger los derechos de las poblaciones se trata. Esos cuerpos están instruidos para no actuar, ni bajo los códigos de actuación y procedimientos más elementales aprobados para cualquier cuerpo policiaco del mundo). En estas condiciones ya no saben qué hacer frente a las provocaciones de anarquistas.

PARA MUCHOS la manera de actuar del Gobierno federal es la consecuencia del síndrome o trauma de Tlaltelolco. Y es que todos los gobiernos posteriores a los lamentables acontecimientos del 68, se arrugan cuando de hacer valer el derecho vigente, la defensa de los derechos de terceros o la preservación de las instituciones se trata.

PARA LOS MEDIOS y la sociedad en su conjunto existe, por desgracia, la percepción de que cualquier acto de autoridad mediante el cual el estado o los gobernantes traten de imponer el derecho o la aplicación de la ley, se trata en automático de un acto de represión. Con esta tesis que ya ha sentado jurisprudencia, cualquier individuo o grupo de personas se envalentonan para violar todas las leyes y pasar por sobre los derechos de los demás, que al cabo no sucede nada.

TODOS LOS MEXICANOS hemos vivido bloqueos a la circulación sobre avenidas, bulevares, carreteras; la toma de edificios, de actos vandálicos, de destrucción y quema de vehículos, de hoteles y comercios y no pasa nada.

Solamente en nuestro país se pueden dar casos, como el que un gobierno no puede proyectar la construcción de una presa, carretera o aeropuerto (obras de interés nacional), simplemente porque a un grupúsculo no le gusta y no pasa nada.

POR LO QUE ESTAMOS VIENDO el estado no ha podido cumplir con la ley ni tampoco ha logrado hacerla cumplir, pues cuando de ello se trata, le aparece aquel síndrome o trauma que lo tortura y que le trastoca en represivo, cualquier medida de autoridad por simple que ésta sea. El gobierno tampoco ha podido hacer justicia, ya que existen más de 70 mil homicidios sin aclarar y para remate, las fuerzas públicas de seguridad incluyendo todas las policías, el Ejército y la Armada tampoco pueden cumplir con sus más elementales obligaciones.

¿Cómo es entonces que nos extrañe que algunos mexicanos busquen su propia autodefensa?

P.D. "Laguna te queremos limpia" He aquí un grupo que nos demuestra cómo se puede organizar la sociedad civil para hacer un trabajo que es obligación del municipio y éste no puede ni quiere hacer.

Comentarios: gaasoc@hotmail.com

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