Acciones de apoyo. Desde el martes 17 de septiembre, el Zócalo capitalino se ha convertido el centro de acopio más importante de México para ayudar a los damnificados de “Manuel” e “Ingrid”.
Desde el martes 17 de septiembre, el Zócalo capitalino se ha convertido en el centro de acopio más importante de México para ayudar a los damnificados de "Manuel" e "Ingrid". Debido a una excelente organización del gobierno se elevó la respuesta de la sociedad civil.
"REGRESARÉ Y DARÉ AYUDA HUMANITARIA"
En medio del crujido de las cintas adhesivas que encapsulan los víveres, ya clasificados, para que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) las transporte, por aire, a los estados afectados como Guerrero. Wilbert Rojas, de 28 años, sobresale por ser el único hombre entre el grupo de mujeres que arman despensas.
El maestro de primaria en el Estado de México expuso que la situación que se vive en Chilpancingo, Guerrero, lo entristeció porque tiene familiares en ese lugar, aunque no resultaron afectados. "Yo he visitado esas zonas, los municipios devastados", citó.
Esta situación lo motivó para llegar a la plancha del Zócalo capitalino y contribuir con las personas que tuvieron pérdidas por los pasados fenómenos meteorológicos "Ingrid" y "Manuel".
Tras tres horas de empacar, armar y cargar cajas, Wilbert Rojas manifiesta que sí se resiente el cansancio, pero "se olvida al pensar en la gente que necesita las cosas".
La intención de ayudar se tradujo que en el día de su descanso, en lugar de permanecer en su casa, decidiera cargar bolsas de arroz, pañales, pastas dentales, aceite comestible, latas de atún abre fácil, y botellas de agua.
"He estado haciendo de todo", afirma a la vez que manifiesta su disposición de cargar, empaquetar y armar las despensas en las cajas de cartón.
También promete que el fin o la próxima semana volverá para colaborar en el envío de la ayuda humanitaria.
En una de las seis carpas que se han montado en el Zócalo capitalino, en el megacentro de acopio organizado entre el Gobierno federal y capitalino, se concentra la actividad de los voluntarios. Es justo frente al edificio del Gobierno del Distrito Federal (GDF).
La llegada de trabajadores, amas de casa, estudiantes a pie con bolsas de plástico, en automóviles o tráileres es una constante en el Centro de la ciudad.
'En tragedia, no hay cansancio'
De manera vertiginosa, Marciano Hernández pasa las cajas, botellas de agua y las bolsas de arroz y frijol en la pequeña cadena humana que se forma por momentos para armar las despensas que serán enviadas a las comunidades que fueron devastadas por los fenómenos meteorológicos "Ingrid" y "Manuel".
Dos horas duró el viaje que realizó, en camión, desde su pueblo San Bernardino Contla, en Tlaxcala, para llegar al Zócalo capitalino para entregar víveres y convertirse en voluntario en el megacentro de acopio. El camino lo emprendió solo porque su familia tiene que trabajar. Pero la bolsa de arroz, frijoles y café, que entregó en el centro de acopio fue producto de una colecta de todos sus parientes.
"¡Van las cajas!", se escucha del interior de la carpa y de inmediato Marciano se acomoda para recibirlas y pasarlas a sus compañeros. Orgulloso levanta la mano cuando alguien pregunta quiénes son los voluntarios que están participando en esta labor de clasificar víveres y armar despensas.
Incluso, tiene tiempo para invitar a todas las personas a que acudan al Zócalo, para tender la mano a quienes la requieren.
"Cuando es una tragedia, no hay cansancio porque lo que queremos es apoyar lo que más podamos", asegura el hombre de 50 años, con suéter café y quien lleva más de cinco horas casi sin parar.
"Hoy por ellos, mañana por nosotros", expone el también conductor de camiones en su estado y que ayer decidió llegar a la Ciudad de México para apoyar a los miles de damnificados.
La cifra es intermitente a lo largo del día, pero, en promedio, hay 300 personas que no son trabajadoras del gobierno ni actores que laboran en el centro de acopio. Marciano Hernández dijo que regresará la próxima semana a continuar con la labor de ayuda que, por cierto, no es la primera vez. "Siempre ayudo a la Cruz Roja".
