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Un hombre para las letras

El maestro. El escritor lagunero Saúl Rosales es considerados el formador de varias generaciones de autores laguneros, quienes han pasado por el taller que éste inauguró hace más de 15 años en el Teatro Isauro Martínez y que actualmente sigue con las puertas abiertas.

El maestro. El escritor lagunero Saúl Rosales es considerados el formador de varias generaciones de autores laguneros, quienes han pasado por el taller que éste inauguró hace más de 15 años en el Teatro Isauro Martínez y que actualmente sigue con las puertas abiertas.

DIANA NÁPOLES Y

En la primaria nos pidieron una composición, la mía le pareció buena a la maestra y me elogió ante el grupo, después me pidió que la leyera durante los honores a la bandera, lo cual me estimuló bastante, haciéndome pensar que podía seguir escribiendo, nos cuenta Saúl Rosales, con la paciencia que dan los años, cómo fue su primer giño con el oficio que aún lo seduce, la literatura.

Sentado en su territorio natural, la biblioteca García de Letona, desde donde coordina las bibliotecas públicas de Torreón, el escritor lagunero se confiesa, dice que a sus años le está permitido ya casi todo, y entre risas comparte algunos pareceres de su vida y de su oficio de escritor.

→ ¿Qué siente saber que ha formado a generaciones de escritores?

Es una de mis mayores satisfacciones, porque tengo una vocación natural de maestro; yo carecí de una formación académica normal, y tal vez por eso sentí la necesidad de ayudar a quienes necesitaban de lo que yo sabía. Lo que más me ha interesado en la vida es la literatura, por lo que asimilé bastantes conocimientos que después compartí.

Esta suerte de magisterio informal encontró oídos muy receptivos en jóvenes que se dieron cuenta de que podían redefinir o mejorar su estilo literario. Me siento copartícipe de los triunfos de quienes han estado conmigo en el grupo "Botella al mar", en el diplomado o en el taller literario del TIM. El primer taller que impartí fue en 1984, a los 44 años.

→ Pero también lectores.

Así es, con el ejercicio colectivo del taller los asistentes adquieren una terminología y una capacidad de análisis que como lectores individuales no se consigue, lo cual también mejora la selección que hacen de sus de lecturas.

→ ¿Eres un hombre de casa?

Soy más bien un espíritu doméstico, no domesticado, pero sí prefiero estar en mi casa. El trabajo del escritor no se puede realizar mientras convives; el pintor puede pintar mientras platica con un cuate, pero el escritor no puede platicar y escribir al mismo tiempo, tiene que estar solo, entonces te acostumbras.

De niño era muy aislado, cuando crecí y entré al mundo de los adultos, que fue un cambio que sentí muy agresivo, me retraje, y eso provocó que me acostumbrara a una vida doméstica. Sin embargo, no pierdo oportunidad de convivir con la gente, tampoco soy un ermitaño.

→ ¿Alguna experiencia definió tu carácter o personalidad?

A mi edad uno puede permitirse ciertas confesiones cínicas. Recuerdo que mis hermanas mayores se burlaban de mí, por lo que desde pequeño empecé a tenerle miedo a la burla y al ridículo, lo cual me condicionó al grado de que prefería estar aislado.

Otro aspecto determinante en mi carácter fue el que escribí en mi novela "Iniciación en el relámpago", donde se habla de la confrontación de un niño de once años con el mundo laboral. Él llega a una imprenta donde todos son adultos y lo convierten en objeto de burlas y bromas. Eso contribuyó a que yo fuera teniéndole cada vez más miedo a la vida y a la gente, lo cual me hizo un tanto retraído.

→ ¿Luego te tocó volverte adulto?

Las circunstancias me hicieron evolucionar; emigré de Torreón a los 19 años y estuve en el ambiente militar durante seis, además viví veinte años solo en la ciudad de México. Trabajé en el Departamento de Prensa de la UNAM, donde hice amigos de la Facultad de Filosofía y Letras, por mi necesidad de desarrollarme como escritor y ellos me ayudaron. Por otro lado, me involucré con grupos de izquierda, que también impulsaron mi desarrollo.

En mi búsqueda de oportunidades, el día menos pensado me dijeron 'Puedes entrar a una escuela militar, no necesitas nada', entonces dije, 'Pues le entro'. Fueron tres años de formación académica y tres de servicio activo. Yo no tenía vocación militar, pero esa fue la opción que se me presentó en aquel momento. A los tres años solicité licencia ilimitada porque en aquel tiempo no daban bajas en el ejército.

→ ¿Cómo recuerdas a Doña Epigmenia Carrillo, tu madre?

Mi madre ha sido el mayor ejemplo en mi vida. El tipo de ser humano que pude ser, es gracias a su ejemplo. Mi madre se hizo cargo de ocho hijos porque mi papá no cumplía; ella lavaba ropa ajena y hacía tortillas a mano en un comal sostenido por cuatro piedras para mantenernos. Su ejemplo no fue en la literatura, ella llegó hasta segundo de primaria, apenas sabía leer y escribir su nombre.

Sin embargo, mi madre veía la vida con mucha alegría, eso es algo que yo no le aprendí, pues yo más bien la veo con cierto pesimismo.

→ ¿Cómo fue tu encuentro con la literatura?

Sería como en quinto o sexto de primaria, llevábamos un libro de lectura que se llamaba "América es mi patria", el mundo acababa de salir de la Segunda Guerra Mundial, yo tendría unos 10 u 11 años.

Este libro -que me sigue pareciendo hermoso porque lo llevo en el corazón- narraba la historia de un chavito que aborda un barco en Veracruz y cuando despierta está por llegar a Cuba, entonces comienza a describir la isla, y después sigue recorriendo toda América en el barco.

→ ¿Publicas tu primer libro a los 45 años? ¿Qué definió que era el momento ideal?

Cuando llegué a Torreón, en 1982, sentí una tranquilidad de espíritu que no encontraba en México por las exigencias de la ciudad, donde no podía encontrarme conmigo mismo. Tenía que andar de un lado a otro ganándome la feria; andaba en la militancia política y además trabajaba dando clases y escribiendo.

Cuando llegué a Torreón revisé mis borradores, produje otros textos, los reconsideré con calma y decidí que podía publicar. Antes de esto no había tenido oportunidad de encontrarme con mis textos.

→ ¿Qué tipo de música escuchas?

Si se fijan en la literatura joven aparecen mucho "Los cadetes de Linares", porque yo se los descubrí, espero que lo reconozcan. Me acuerdo que cuando volví de México, Ramón Ayala estaba pegando con furia y yo les decía a los de 'Botella al mar': 'Fíjense en ese manejo del acordeón'. Pero también escucho música clásica y me maravillo ante la grandeza con la que el ser humano es capaz de crear.

→ ¿De qué te gustaría escribir o estás escribiendo?

Me gustaría seguir escribiendo novelas, pero no puedo porque estoy trabajando y también necesito descansar. Además requiero de unas condiciones especiales para la concentración.

Escribir una novela en la que mi personalidad se desdoblara en temas de actividad cotidiana. Una historia en la que un profesor universitario se siente deprimido por la poca respuesta de sus alumnos. Esa es una novela que quisiera escribir, (ja ja ja ) me guardan la reseña por si se me olvida de qué va.

→ ¿Qué hace Saúl en sus ratos de ocio?

Me gusta estar con mi pareja, soy un viejo que no aguanta la soledad, afortunadamente vivo una grata situación amorosa. Me gusta también estar cerca de mis hijos, a quienes admiro y respeto con mucho amor.

El Siglod e Torreón / Aída Moya

El maestro de escritores

Saúl Rosales fue nombrado miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua en octubre de 2003. Es autor de libros de cuentos, poesía, ensayo y de la obra de teatro "Laguna de Luz". Es director de la revista de literatura Estepa del Nazas, editada por el Teatro Isauro Martínez, donde también coordina varias actividades literarias, como su taller y los foros de lectura.

Ha sido compilador de diversos libros colectivos de cuento y ensayo. En 1998 se le concedió el reconocimiento como Creador Emérito de Coahuila y fue nombrado Ciudadano Distinguido de Torreón. El escritor nacido en Torreón también es autor de los poemarios Vestigios de Eros, Floración del sueño, Esquilas domésticas y Dialéctica de la pasión. Además ha escrito sobre música clásica, ensayos políticos e históricos y más de dos centenares de reseñas.

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Escrito en: Saúl Rosales

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