Por fin pudo presentar sus cartas credenciales Pedro Caixinha, ocultas en entrenamientos a puerta cerrada y gran misterio, aún para los medios de comunicación locales, que no podían ver lo que ocurría, salvando al lusitano los reflejos de Oswaldo y los goles de Oribe.
Pero como lo estuvimos diciendo toda la semana, había que tener cuidado con el equipo de la franja, que ahora dirigido por Manuel Lapuente era otro, como se vio con generosidad cuando enfrentó a Toluca en la Bombonera, donde estuvo a punto de ganar y terminaron empatándole.
Ayer, desde el arranque del partido se volvió a ver el Santos de los malos tiempos, sin iniciativa, sin orden y fallando en la marca, por ejemplo, el mismo Estrada era superado por Matías Alustiza, quien ayudaría a que Félix Borja anotara el primero.
Ahora Santos fue el arrinconado y tardó mucho tiempo en hacerse del balón para empezar a hacer presencia pues gente como Gerardo Lugo y Marc Crosas desaparecieron, y sería un error del ex santista Lacerda el que permitiría el gol de Peralta al estrellar su cabezazo en el travesaño que remató Oribe.
Para acabarla de amolar, Caixinha llenó de delanteros su ataque, descuidando la media cancha y sería un error de Baloy, fauleando sin razón, el que propiciaría el gol del triunfo cuando se cobró el tiro de castigo que remató Noriega.
Así, Pedro Caixinha pudo al fin mostrar lo que con tanto celo y misterio guardó, sería pues inconcebible volviera a cerrar las puertas porque su sistema no es del otro mundo y lo puede mejorar en México.
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