Algo anda mal en el arbitraje mexicano, notándose de inmediato falta de liderazgo y con ello de autoridad, responsable y respetada dentro y fuera, como se ha visto en los últimos días. Está el caso de Matías Vuoso dado a reclamar sanciones arbitrales con gestos elocuentes.
El último de esos gestos los hizo durante el partido contra Chivas, cuando dentro del área recibió falta de Reynoso y cuando El Toro esperó la sanción correspondiente se enteró que el silbante J. A. Pérez no marcó nada, provocando el enojo del jugador a quien le sacaron tarjeta.
Y ayer se dio a conocer una grabación en la que J. Eduardo Gasso, instructor de árbitros, se fuera contra Vuoso pues ya debía muchas. Luego están también los desatinos de silbantes como César Ramos quien expulsó a Mauro Cejas y luego la Comisión de Arbitraje rectificó y anuló el castigo.
Cómo que el cargo de Presidente del Arbitraje le queda grande a Rafael Mancilla, criticado duramente por Edgardo Codesal, quien fuera también presidente del futbol, acusando al arbitraje de estar al servicio de los clubes.
Es que no se puede aceptar que haya línea contra jugadores y que silbantes que empiezan bien se echen a perder por falta de una buena dirección y un mejor liderazgo. Es tiempo de poner orden en la sala en renglón tan importante como el arbitraje.
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