Incierto. Expertos señalan que el reciente desplome en mercados es debido a que la recesión mundial no se ha resuelto, aunque existen opiniones que aseguran que esto es coyuntural.
Después del jueves 'negro', a los inversionistas les queda la duda ¿si esto es algo coyuntural o es muestra de que la crisis económica en EU aún no se resuelve?
La incertidumbre financiera y la volatilidad del tipo de cambio son resultado no únicamente de las declaraciones del presidente de la Reserva Federal sobre el posible recorte en la compra de bonos, también constituyen una muestra de que las causas de la última recesión no se han resuelto.
Debe recordarse que la Reserva Federal salió al rescate del sistema financiero y económico de Estados Unidos inyectando millonarias cantidades de dinero, todo ello con el fin de dar liquidez a un sector financiero que se encontraba ávido de dichos recursos. Este mecanismo se acompañó con una reducción histórica de las tasas de interés.
Lo anterior generó un periodo de dinero barato, el cual está por terminar, salvo que la sustitución de Bernanke ubique a un presidente de la Reserva que esté dispuesto a seguir dando respiración artificial a una economía que requiere de un cambio estructural profundo, si desea volver a crecer de manera sostenida y sana.
El endeudamiento privado fue propiciado por el crédito fácil, un mecanismo que generó burbujas que siguen afectando a la economía norteamericana, impidiendo su efectiva recuperación económica. La crisis del sector inmobiliario es el mejor ejemplo.
Esta situación no ha sido exclusiva de un momento en el tiempo, el modelo financiero muestra aspectos que no son coyunturales, sino que forman parte del diseño del modelo económico global, el cual desde hace tres décadas ha adoptado un crecimiento sustentado en el endeudamiento de los consumidores, generando una burbuja de crédito más allá de las posibilidades de consumo. Una situación similar ocurrió en la Unión Europea, la cual es eco del mismo problema: desaceleración económica e inestabilidad financiera.
ECONOMíA SIN REACTIVARSE
De manera general, la economía global no ha podido reactivarse, teniendo implicaciones negativas en términos de generación de empleo y por tanto en alcanzar los niveles de bienestar social previos a la crisis de 2009. En este sentido, las medidas tomadas para el resurgimiento de la economía y el rescate bancario han carecido de éxito en su implementación; por lo que la incertidumbre financiera no es exclusivamente atribuible las declaraciones de Bernanke.
México no se encuentra al margen de esta situación, el desplome de la bolsa del 17.1% con respecto al máximo obtenido a lo largo de este año y la depreciación del tipo de cambio tendrán consecuencias negativas sobre el débil desempeño de su economía. Particularmente, los efectos sobre el encarecimiento de las importaciones y el escaso crecimiento de las exportaciones determinarán el menor dinamismo del aparato productivo. Adicionalmente, la Iniciativa Privada se encuentra supeditada a este magro contexto económico, que condicionará su toma de decisiones en relación a la inversión. Lo descrito limitará obtener los resultados esperados como las tasas de crecimiento pronosticadas y por lo tanto la generación de empleo.
Esta situación no exenta a las familias mexicanas de sus efectos, ya que lo anterior se traduce no sólo en menores oportunidades laborales y mayor desocupación, sino también en tasas de inflación superiores y por tanto en menor poder adquisitivo para los mexicanos, incidiendo directamente sobre su capacidad de consumo y por lo tanto condicionando su bienestar.
La creciente volatilidad económica y financiera, acompañada de ritmos de crecimiento económico cada vez menores han constituido una limitante para el desarrollo del país, teniendo implicaciones negativas sobre su bienestar social, la capacidad productiva y la competitividad. Este contexto revela un escenario desfavorable en el desempeño de variables estratégicas de desarrollo ulterior como la inversión, el consumo privado, el empleo y los salarios; mostrando la necesidad de un cambio estructural.
La reciente incertidumbre financiera sólo ha sido un detonante que refleja que los efectos de la crisis no han terminado; el dilema radica en que tan profundas serán sus consecuencias en esta ocasión y cuál será el margen de acción de las autoridades mexicanas.