Todo fin conlleva una nueva historia. En el caso de Rodrigo Ruiz de Barbieri, con la conclusión de su carrera futbolística, nació una nueva leyenda.
El chileno de apenas 1.63 metros de estatura hizo valer aquella frase de Napoleón Bonaparte, en la que mencionaba que "la grandeza no se mide de la cabeza al suelo, sino de la cabeza al cielo".
Un excelso jugador que llegó al futbol mexicano por allá de 1994 y que, con el paso del tiempo logró posicionarse en la lista de los mejores extranjeros que han pisado una cancha de balompié profesional en territorio azteca.
Comenzó a relucir en Toros Neza, en aquella época de Mohamed, Arangio, Vázquez y Miguel Herrera. Logró un subcampeonato en su tercer año jugando en el país mexicano, llamando la atención de propios y extraños.
Tras su paso por el equipo de la ciudad de Nezahualcóyotl, llegó al club en el que se convertiría en ídolo. Catorce temporadas en una primera etapa en las que vivió tiempos de gloria y fracasos a nivel club fue lo que duró con el Santos Laguna. El único campeonato nacional en su currículum y una interliga (ahora desaparecida esa liga) en su haber son los que logró y de los que en gran parte colaboró vistiendo los colores verdiblancos. Junto a Jared Borgetti formó la más temerosa dupla que podría haber en esos tiempos en la ofensiva de un equipo mexicano.
Se marchó del conjunto albiverde luego de vivir tiempos de crisis, la venta y posible desaparición del equipo, además de terminar en el último lugar de la tabla porcentual. No se puede decir que abandonó el barco, fue de los que a pesar del difícil panorama, se echó el equipo a los hombros y demostró el porqué se le podía denominar realmente como 'guerrero'.
Luego de siete años en Torreón, Pony pasó a lo que en un futuro iba a ser su equipo de retiro, los antes llamados 'Tecos' de la UAG. Verlo en campo y club ajeno hacía percibir en la afición lagunera lo realmente impresionante y benéfico para el futbol mexicano que era Ruiz.
Un año después de defender al equipo jalisciense, pasó a los Tiburones Rojos de Veracruz, en donde la primera mancha de su trayectoria apareció. El equipo veracruzano lo orilló a su primer descenso en México y finalmente regresó a los ahora llamados 'Estudiantes'.
Simplemente, con el futbol que desplegaba en otros equipos logró que verlo enfundado nuevamente en los colores verde y blanco se volviera un sueño.
Toda vez que le tocó regresar al Corona, la gente aclamó entre un aplauso estruendoso al unísono y de pie. Justo así debió ser su retiro.
Dos años después de su segunda etapa con los de la Universidad Autónoma de Guadalajara se hacía realidad lo que gran parte de la afición lagunera esperaba, su regreso al equipo en el que trascendió y marcó historia.
Su segunda parte en el Santos Laguna no fue justamente lo que él esperaba. Pocos minutos de juego se le dio, pero la afición igualmente respondió coreando su sobrenombre y brindándole ovación cada que éste tocaba el balón. Su posible retiro defendiendo los colores verdiblancos se prolongó, por lo que decidió volver a una tercera etapa con los 'Estudiantes'.
Un nuevo descenso y una temporada jugando en la de ascenso marcaron el fin de su satisfactoria carrera profesional como futbolista. Lamentablemente así concluye su trayectoria, siendo un jugador de primer nivel disputando un boleto por ascender.
A Rodrigo Ruiz de Barbieri siempre se le recordará como un futbolista que siempre mostró a tope su profesionalismo, su entrega en todos y cada uno de los equipos que tocó defender y su gran dedicación.
Gracias, 'Pony'. Has dejado un legado en el futbol mexicano.
Twitter: @paqotorres
