Janet Yellen. Escucha al presidente estadounidense, Barack Obama, luego de ser nominada.
Su cabellera blanca, su semblante de abuela, su sonrisa contagiosa y su conocida habilidad para asomarse al futuro, son las señas de identidad de Janet Yellen, la nominada del presidente Barack Obama para convertirse en la primera mujer en hacerse con las riendas de la Reserva Federal a partir de febrero del 2014.
De 67 años, Yellen es un personaje que ha pasado a formar parte del paisaje de la Fed desde hace más de 30 años. Su designación ha sido la más lógica elección tras la renuncia voluntaria del polémico Larry Summers para asumir el cargo.
Vicepresidenta de la Reserva Federal desde 2010, su designación supone una apuesta por la continuidad, en momentos en que Estados Unidos necesita una estricta disciplina monetaria para escapar de la amenaza de una nueva recesión.
A favor de Janet Yellen, su reputación como una de las mentes más lúcidas y el apoyo de un nutrido grupo de senadores demócratas. En 2009, Yellen fue de las pocas funcionarias que advirtió que “la recuperación de Estados Unidos será lenta y frustrante”, diagnóstico que ratificó su capacidad para interpretar ciclos económicos en etapas de confusión.
De hecho, el diario The Wall Street Journal la ha considerado como una de las operadoras de la Fed más exactas en sus predicciones entre el 2009 y el 2012.
En su contra juegan algunas de sus actuaciones durante la crisis desatada en el 2008 al estallar la burbuja inmobiliaria y la animadversión de un bloque de republicanos que la consideran demasiado liberal.
En su defensa, quienes la conocen, recuerdan que Yellen fue de las pocas voces en advertir contra el descontrol e irresponsabilidad de la banca durante una crisis que arrastró a EU a la peor recesión desde la década de los 30.
La suerte ha querido que Yellen sea la candidata ideal en momentos en que Estados Unidos necesita de un viejo operador para garantizar continuidad y sortear la amenaza de tempestad que augura la batalla por elevar el techo de la deuda en el Congreso. Pero, además, conseguir que la economía se vuelva a poner en pie mientras se le retiran los estímulos.
Entre los viejos operadores de la Fed, Yellen es una suerte de “liberal”; una “paloma” que se preocupa primero por el índice de desempleo, que por la inflación. En este sentido, se diferencia de Ben Bernanke, a quien todo mundo considera como un “halcón” preocupado por el control de la inflación.
“He elegido a Janet Yallen no sólo porque es una de las mentes financieras más lúcidas, sino porque creo que su interés en la creación de empleo es lo que más necesitamos para salir de una situación complicada”, aseguró el presidente Obama al presentar a una mujer que iniciará su gestión el próximo mes de febrero y que permanecerá en el cargo hasta el 2018 con posibilidades de reelegirse.
Nacida en Nueva York, Janet Yellen creció en un barrio de clase media en Brooklyn. Sus padres, él médico y ella maestra, sortearon los peores años de la recesión en los 30. Esa experiencia marcaría a Janet, quien se empeñó en convertirse en economista y, con el tiempo, en la máxima responsable de una institución que es el timón que conduce la economía nacional y mundial.
Janet Yellen está casada con George Akerlof, premio Nobel de Economía y profesor emérito en la Universidad de Berkeley, en California. Su hijo, Robert Akerlof, es profesor asistente en la Universidad de Warwick en el Reino Unido.