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Una situación extrema

GILBERTO SERNA

La locura se apoderó de lo que en otras épocas era una verbena popular para, según los medios locales de Veracruz, convertirse en un rechazo ciudadano al gobierno que preside Javier Duarte de Ochoa. Los ciudadanos fueron acarreados en autobuses del servicio público regalándoles playeras y un paquete de alimentos, con el señuelo de que podrían ver el show de la Banda El Recodo, grupo que amenizó la fiesta posterior al Grito que fue el tercero que dio el mandatario actual de aquella entidad. Es obvio que su gobierno no goza de gran simpatía popular. Desde las redes sociales la ciudadanía le hizo un extrañamiento llamando a no acudir al evento. Él se siente muy seguro afirmando a sus gentes muy cercanas que cooperó con su cuota en efectivo después que tuvo un pequeño tropiezo siendo detenidos sus enviados por elementos federales trayendo una maleta con dinero en efectivo, pero el asunto fue subsanado de inmediato.

La ciudadanía está harta de su gobernador al que no soportan por sus actitudes prepotentes que cada día que pasa demuestra que lo eligió quien lo antecedió en el cargo por su demostrada docilidad. Afirmándose que su falta de carácter lo hace un sucesor que obedece al pie de letra lo que le manda quien tras bambalinas sigue gobernando lo que se vio cuando quiso cesar a su tesorero por el traspiés, al que se le sostuvo contra viento y marea,
Se sabe que el Secretario de Educación tiene a toda su familia en la nómina de la SEP de Veracruz sabiéndolo el gobernador actual sin que por el mismo motivo se atreva a removerlos.

Uno de estos días el gobernador se retiró molesto del municipio de Altotonga después de que los habitantes lo increparon por los severos daños que han dejado los fenómenos meteorológicos en los caminos de la comunidad. Los pobladores le exigieron que canalice recursos para rehabilitar las vías dañadas, pues dijeron llevan años en malas condiciones. El ejecutivo llegó con una cachucha, lentes oscuros y enchamarrado. Traía en su rostro una crecida barba perfectamente recortada, dando la impresión que acababa de salir de una peluquería, dicen que olía a loción cara. El gobernador bajó de su vehículo cuando los ánimos de los habitantes del lugar estaban exaltados, pues se encontraba en la zona donde se realizaban labores de supervisión por el desgajamiento del cerro Xaltepec provocando un alud que sepultó un autobús de pasajeros que dejó 12 personas muertas.

Al funcionario lo acompañaban sus escoltas que no pudieron evitar que Duarte de Ochoa momentáneamente fuera acorralado. Como pudieron los guardias lograron sacarlo del cerco. Ya acompañado de sus escoltas el ejecutivo respondió molesto: esto no es cuestión de caminos sino que el cerro se desgajó, respondiendo colérico; una vez que se encontró a salvo de la ira de los pobladores: ¡Bueno ya! Ahí están las máquinas, refiriéndose a las motoconformadoras que como monstruos antidiluvianos resoplaban complacidas de haber salvado al señor de un probable linchamiento.

A continuación reculó hasta su vehículo subiéndose a la lujosa Suburban de la cual ya no descendió sino hasta que llegó a su residencia. De todo esto tuvimos un video que grabaron los altotongueños y dio la oportunidad a los que no estuvieron presentes de ver y oír lo que ahí se dijo.

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