Tradición. Pedro aprendió a elaborar roscas de reyes desde que era un niño, y ahora es experto.
Pedro Ávila creció entre el olor a pan. Desde niño aprendió a preparar la tradicional Rosca de Reyes. Ahora son su especialidad en el negocio de su familia conocida como Central Panificadora.
Para estos días, Pedro hornea diez mil roscas de todos tamaños con la ayuda de al menos 50 panaderos. A la Central Panificadora llegan bien temprano por la mañana y se van hasta la madrugada del día siguiente.
Las jornadas de trabajo son muy largas, pero el objetivo es que las roscas estén recién hechas y calientitas para cuando los clientes lleguen a comprarlas.
Pedro Ávila Aguilera es el encargado de producción de las roscas de reyes de 2013. En esta temporada, desde el tres hasta el seis de enero, se elaboran unas diez mil para las familias de La Laguna.
Asegura que en la Central Panificadora las roscas son hechas con recetas tradicionales, además son frescas y del día. "Se hacen en el transcurso de la tarde para que estén listas por la noche y la mañana, los clientes las encuentran calientitas".
Es un experto en su preparación, porque de los 52 años de edad que tiene, más de 40 se la ha pasado en la panadería. Comenzó arreglando las roscas y ahora está a cargo de su producción y de todos los trabajadores.
"Es una tradición porque es un negocio familiar. Tengo 11 hermanos y mi padre, don Antonio Ávila, nos traía a la panificadora para que aprendiéramos a prepararla"
Al oficio del panadero, comenta Pedro, hay que tenerle cariño para entregar un producto de buena calidad y con mucho corazón.
"Somos como artesanos porque elaboramos con nuestras manos. No es un oficio sencillo y no cualquiera lo aguanta porque son jornadas muy largas de trabajo en ciertas épocas del año, y siempre estamos de pie".
Asegura que no les importa trabajar durante horas todos los días en esta época, "pero sólo así ofrecemos productos frescos, pudiéramos hacerlas con mucho tiempo de anticipación, pero las roscas no tendrían la misma calidad".
Estas jornadas intensas de trabajo son características de la jornada invernal, porque es cuando la gente apetece comer más pan.
Pedro desea seguir preparando roscas deliciosas como las que comía en su infancia, "quiero mantener esta tradición por muchos años más".