Peligro. La CIDH lamentó que en las cárceles mexicanas haya motines, pugna entre bandas criminales, fugas y otros desórdenes.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó ayer jueves su preocupación por los altos niveles de violencia en los penales del norte de México.
Lamentó que en dichos centros penitenciarios constantemente se registren motines, enfrentamientos entre integrantes de bandas criminales, fugas y otros desórdenes e irregularidades.
La CIDH reiteró su llamado urgente a las autoridades mexicanas, a fin de que adopten las medidas idóneas, incluyendo reformas estructurales, destinadas a prevenir brotes de violencia en las cárceles.
En un comunicado, se refirió a la muerte violenta de al menos 24 personas en el Centro de Reinserción Social (Cereso) número 2, de Gómez Palacio, Durango, ocurrida el 18 de diciembre pasado.
El organismo instó al estado de Durango a adoptar las medidas pertinentes para evitar la repetición de hechos similares y a investigar y sancionar a los responsables.
La CIDH destacó que los estados, como garantes de los derechos de las personas privadas de libertad, tienen el deber fundamental de asegurar el control y la seguridad interna en las cárceles.
Los estados, añadió el organismo, tienen la obligación de investigar de oficio y con la debida diligencia todas aquellas muertes de personas que están bajo su custodia.
Explicó que las investigaciones no sólo deben estar orientadas a ubicar a los responsables materiales de los hechos, sino a los posibles autores intelectuales y a aquellas autoridades que por acción u omisión pudieran haber tenido responsabilidad.
