Se mencionan como factores importantes en la planeación las metas, aspiraciones, intereses, actitudes y filosofías personales. Todos estos factores se basan en el sistema de valores, pero no necesariamente son los mismos valores. Por ejemplo, los valores son similares a las actitudes, pero son más estables y están más arraigados en las actitudes. De cualquier forma los valores y creencias que se derivan de ellas pueden en consecuencia determinar las selecciones directivas cuando se está planeando.
Un valor establece para una persona una norma, sobre la cual se basan las decisiones que se toman. Los valores no sólo se relacionan con los fines que una persona considera preferibles a otra condición sino también con los medios preferidos para lograrlos. Los valores son hábitos establecidos de preocupación y actitudes hacia los sucesos o actividades; son creencias e ideas fundamentales que un individuo tiene; funcionan como un criterio para escoger entre las alternativas. Los valores básicos de una persona son permanentes y cambian lentamente. Los valores específicos están integrados y ordenados de acuerdo con la prioridad de una persona, eso constituye un sistema de valores; los directivos en una organización deben comprender su sistema de valores y en qué forma pueden influir en sus decisiones; también es importante que traten de entender los valores de otros directivos, en especial aquellos de la alta dirección, ya que de otra manera se traslapa la dirección que se requiere para lograr los objetivos deseados.
El ser humano sociable por naturaleza, al evolucionar en su interacción con el resto de sus iguales persigue en ocasiones los mismos fines por caminos similares sin embargo, a medida que su lucha por la existencia se hace más compleja, lo induce a que, para obtener sus propios satisfactores en todos los medios empleados pueden ser muy distintos a los valores morales y éticos; por ello la agitada convivencia en la sociedad sirve para que el hombre se manifieste a su manera para lograr sus anhelos y sabemos que nada es más importante para el bien del ser humano como su facultad para decidir que es precisamente la más grande facultad que Dios le dio al ser humano.
De esta manera al decidir lo bueno o lo malo pienso que independientemente del sistema de valores que tenga cada persona la moral y la ética así como los valores que se inculquen en el hogar y se fortalezcan en las instituciones académicas es el vehículo apropiado en la educación y en la formación para que los individuos puedan realizar sus actividades sin dañar las reglas éticas que rigen a toda sociedad.
En una sociedad del conocimiento, gran parte de la adquisición de información y comunicación transcurre fuera de toda estructura organizada o institucional; el sistema educativo debe crearse y fortalecerse a partir de esta realidad para que aumente su relevancia y pertinencia , de lo contrario los interesados en adquirir habilidades y conocimientos buscaran la forma de tener éxito en forma desordenada y aleatoria perdiendo de vista la parte esencial que debe permanecer dentro de una ética que sea inalterable e intrínseca en el propio ser de la persona.
En las empresas la comunicación de los valores y la misión que practica, deben ser transmitidos a todo su personal a través de mensajes asertivos y claros definiendo las metas de la empresa, pero tomando en consideración la congruencia entre las obligaciones del grupo de trabajo, pero manteniendo el respeto a los derechos de sus colaboradores. Quienes reciben dicha cultura empresarial, adquieren mayor conciencia de cómo afecta su conducta a los que le rodean y estimula cambios positivos en sus actividades y evita distorsiones en la percepción de lo que representa y repercute sus actos en su trabajo y en los demás integrantes del equipo.
