Es ocasión y se presta sin demora la oportunidad de interrumpir la agenda internacionalista de los acontecimientos sociopolíticos de vanguardia, para echar un vistazo en retroacción a la historia de los pueblos del mundo, pero desde una óptica no sólo revolucionaria sino reivindicadora y pareciera que es un plagio de estudios antropológicos, históricos y filosóficos de lo que contemporáneamente se está planteando, y en parte lo es pues considero oportuno el medio para compartirles una tesis por demás relevante e interesante de un filósofo e historiador argentino. Enrique Dussel en su "Historia de la liberación, historia universal y crítica" así como en los estudios posteriores de historia, plantea una replantación de los esquemas de enseñanza de la historia, de enseñanza porque el estudio investigativo de esta ciencia puede dar foco a múltiples conceptos y debates, habla en exclusiva de cómo se entiende al mundo y de cuan equivocados están esos paradigmas.
Wilhem Hegel fue un filósofo alemán referente del modernismo en cuanto a lo social y político, lo que significó para la historia un catástrofe, pues él fue quien a nivel doctrinal estructuró la idea de que el mundo y su recorrido histórico deben entenderse desde la perspectiva europea, que la base de la civilización se encuentra en Occidente Próximo.
Esto y la forma de entender al mundo en un proceso de Este a Oeste, atribuyéndole la categoría de historia del hombre como ser civilizado es lo que nos da la noción inconsciente de un eurocentrismo en el que el resto de las culturas, bastas y múltiples, deben observarse y aun comprenderse desde una visión exótica, aun las que son propias, como en nuestro particular caso de americanos, de indoamericanos auténticos, es una forma resignada de concebir nuestra posición en el mundo desde los albores, una especie de composición matizada de la realidad a beneficio de los autoponderados, lo cual es una versión sintetizada de la realidad humana, los tópicos internacionales no hablan de otra cosa, sólo se modifican someramente los factores y los personajes.
Pues que en los hechos, fue en China donde se dio la primer revolución industrial y de pensamiento, Marco Polo y Eugenio II de Venecia sólo recopilaron para legar a la Italia renacentista el primer "logro" europeo, en particular me refiero a componentes tan básicos, como la impresión en papel, la pólvora y técnicas agrícolas de diversas índoles, esto sin tomar en cuenta que el origen humano a nivel de asentamiento cultural propiamente dicho, se dio en la primer era de la historia egipcia, casi tres mil años antes de la existencia de los grandes pensadores griegos (Sócrates, Platón y Aristóteles), de los cuales se dio la generalidad de la influencia, como el lenguaje, la estructura política, la filosofía, la religión y hasta aunque parezca irónico la cosmovisión de sí mismos, en la que el centro del mundo desde luego distaba mucho de ser las pequeñas ciudades-estado aqueas en las que habitaban, sino grandes urbes del mundo antiguo como Damasco, Bagdad, Babilonia o la propia Memphis de Egipto.
No es que la historia la escriban los ganadores de un conflicto armado o que los encumbrados decidan cómo debe observarse cada punto que sea de atisbar o que su conocimiento implique factores de relevancia imponderable, sino que depende de los que emplean la crítica para discernir cómo y qué se juzga de cada acontecimiento de proporciones importantes, en lo concreto, los problemas de índole internacional comienzan a tener un color sobradamente distinto cuando los analizamos bajo la premisa que las estructuras ideológicas que imperan están ribeteados a los intereses superpuestos. No es que apoye la causa palestina, pero es muy parecido a lo que los sionistas judíos han venido haciendo en territorio que legítimamente por tiempo y tradición les pertenecía en Oriente Medio. Esa es la definición por excelencia de lo que significa superpuesto. Algo así también como lo que de la mano estadounidense, francesa y británica nos hacen creer de Medio Oriente, sus causas, objetivos y circunstancias, por ello no sería de extrañarse que la llamada Primavera Árabe haya sido no otra cosa que experimentación central con los alcances de los grandes bloques en colisión, los padres de la colonización y la destrucción de la diversidad cultural que el mundo ha creado. Por ello tampoco es de extrañarse que sea la principal sensación como mexicanos amilanarse ante la imponencia yanqui, pero es indispensable reevaluar los esquemas en lo general y para ello hay que empezar desde la historia. El padre civilizador de este continente es Mesoamérica y el banco cultural mexicano, no los ingleses americanizados del norte con su ridículo "destino manifiesto". Aprovecho a la vez para agradecer a este diario por hacer públicas mis ideas y pensamientos, un año con exactitud es que comenzó esta aventura con la pluma, muchas gracias.
@alanbarrasa
Alan David Barraza
