EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Vandalismo

Diálogo

YAMIL DARWICH

Vándalos, son aquellos con la tendencia a destruir lo que no es propio, lo bello, lo útil; término con el que por primera vez se definió a quienes participaron en la destrucción y saqueo, durante la invasión a la Roma Antigua.

Otros, dicen que la definición probablemente fue utilizada posterior a la Revolución Francesa, en lo conocido como "Período del Terror", por Henri Grégoire, obispo constitucional de Blois, en un informe dirigido a la Convención, donde utilizó la palabra para describir el comportamiento del Ejército Republicano que destruyó, saqueó, violentó y hasta asesinó a la población civil.

El vandalismo, representa una reacción violenta de quienes no cuentan con la razón, ni asiste la verdad o están inconformes con su estado económico, social o políticoen la sociedad en que viven; es un ataque contra lo establecido por alguna nación o institución no gubernamental en particular, porque no les ofrece lo que de ellos esperan.

Ser vándalo, representa muchos de los aspectos que generan la anarquía y lleva a la pérdida de la paz social -en lo local o general- ofendiendo gravemente al bien común. Curiosamente, estas personas se pronuncian en favor de abanderamiento de alguna lucha contra la injusticia, considerando que ésta se establece al no recibir lo que ellos consideran como legítimo para sí, aunque no lo sea.

Quienes practican el vandalismo, ejercen como argumento la expresión brutal de la aplicación de la fuerza por encima de la razón, contrario al desarrollo histórico y cultural de los seres humanos; buscan el bien particular por encima del general y convienen en reunirse para agredir y general caos, hasta hacerse notar y ser atendidos en sus exigencias por las autoridades de algún estado o institución.

Por otra parte, la palabra está relacionada con el término "bárbaro", aplicado por los griegos antiguos a los extranjeros, de quienes escuchaban expresiones en sus lenguas, pareciéndoles que balbuceaban.

La expresión terminó siendo francamente peyorativa, utilizada para referirse a los salvajes o incultos, incapaces de utilizar el saber humano para argumentar.

Así, bárbaro o vándalo, se aplica a aquellas personas y grupos que se oponen a lo dispuesto para las mayorías en un estado de democracia, caso de las manifestaciones y atropellamientos de los individuos que se atreven a llamarse profesores o peor aún: ¡maestros!, que agreden a sus comunidades, pretendiendo "salirse con la suya".

Esas personas - lo son- no pueden concebir el cambio de la educación en México, al ser herederos de un sistema educativo en el que se privilegiaba a "las bases" con propósitos de control electoral.

Tales organizaciones, creadas por "La Dictadura Perfecta", denominada así por Vargas Llosa, fue alimentada por los caudillos del sistema y protegida, hasta temida, por las últimas administraciones federales. Recuerde la historia reciente y el empoderamiento de su lideresa Gordillo, por lo pronto presa.

El sistema "creó a su propio monstruo", que ahora se rebela contra aquellos que le quieren limitar en sus privilegios entregados por favoritismo del poder, ante la convicción de haberse apoderado de la fuerza y conocedores de la debilidad de los gobernantes. Pregúntele a los gobernadores de Guerrero, Oaxaca o Michoacán; mejor aún, a los ciudadanos ofendidos.

Las causas del vandalismo pueden resumirse en: ¿cómo pretenden evaluarnos?; ¿Por qué se atreven a querer supervisarnos?; ¿porqué debemos renunciar a nuestro derecho de "comisionados" fuera de aula?; o ¿cómo pretenden imponerme la actualización y capacitación docente?

Imagine a una institución bancaria, donde sus cajeros se nieguen a que les hagan corte de caja; o una maquiladora de ropa, en la que los trabajadores no permiten les supervisen su trabajo. Piense si cualquier institución debiera someter a la consideración de sus empleados el nombramiento de director o gerente. Así están las cosas en temas de educación nacional.

Sin controles de calidad en la producción, nadie tiene la garantía del éxito del producto; al no contar con los mínimos necesarios para el cumplimiento de planes y programas de estudio, ninguna autoridad educativa puede garantizar el dominio de competencias para la vida y el trabajo de sus egresados. Así de simple es el caso y a eso se oponen los sindicalistas de los estados del sureste mexicano y otros que empiezan a sumarse.

¿Y los niños quienes deben estudiar y prepararse? ¿Y la formación de universitarios para competir con extranjeros?; imposible que "un ciego guíe a otro ciego".

No podemos arriesgar el futuro de México, descuidando sus componentes más valiosos: la niñez y juventud.

Era de esperarse la resistencia al cambio y ahora la autoridad deberá reaccionar con los recursos que cuenta y pagar el precio político, por tener la grave responsabilidad de atender los derechos y las necesidades de las mayorías de mexicanos, a menos que acepten terminar por caer en el abismo de la ingobernabilidad. ¿Usted qué opina?

ydarwich@ual.mx

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 858611

elsiglo.mx