La violencia a la mujer en la zona rural se ve como algo normal; la misma fémina cree que ese es su rol en esta vida, ser sometida por su esposo, reconoce Fátima González Huizar, directora del Instituto de la Mujer Duranguense (IMD).
"A menor educación en las mujeres, mayor es la violencia que se ejerce hacia ellas, y el problema es que en la zona rural, en varios municipios la mujer no estudia más allá de la primaria".
Explicó que lamentablemente la mujer en la mayoría de los municipios nació en un ambiente donde el hombre es el que manda en la casa y la mujer está relegada a las tareas domésticas y a servirle al padre de familia y a sus hijos o hermanos.
Por ello en la zona rural la violencia contra la mujer sigue prevaleciendo y es muy difícil que se presente denuncia alguna contra el agresor.
La violencia contra las féminas es igual en la zona rural que en la urbana; simplemente, la diferencia es que en las ciudades la mujer sí presenta denuncia contra su agresor, sea el marido o hasta los mismos hijos.
Otro dato importante, señaló la titular de este instituto, es que en la zona urbana la mujer tiene un grado de estudios mayor a los de la zona rural y, a mayor nivel educativo, la mujer entiende de la corresponsabilidad, de que tanto ella como el hombre pueden trabajar y que ambos son copartícipes de mantener la casa.
Por ello, el Instituto de la Mujer Duranguense busca, a través de diferentes programas, hacer cultura en la zona rural para lograr la igualdad de oportunidades, es decir, la corresponsabilidad de la pareja, pero tratando de educar a las niñas y a los niños.
