-Y qué dice el jefazo de Gómez Palacio, Pepe Campillo: "estará muy chula, pero a mí no me da envidia".
-A ver, a ver… ¿de qué estás hablando?
-Del nuevo edificio de la Presidencia Municipal de Torreón y de lo que opina don Pepe de ella… ¡malpensado!
-Aaaaah. Es que no te explicas.
-Es que eres de mente muy sucia. Al alcalde le preguntaron que qué opinaba de ese flamante inmueble y si estaba entre sus proyectos darle aunque sea una manita de gato a la sede del gobierno gomezpalatino.
-¿Y qué dijo don Pepe?
-Pues que no es su prioridad arreglar la Presidencia Municipal, que es más importante cubrir otras necesidades como las obras de beneficio social, infraestructura urbana, programas sociales y de salud.
-Eso sí es cierto…
-Incluso, el jefazo de esta progresista ciudad aseguró no sentir envidia alguna por el edificio que ocupará su homólogo de Torreón y señaló que aunque a sus oficinas y la Presidencia en general necesita de algunos arreglos y más espacio, es más importante terminar los proyectos que ya se llevan a cabo y los que están por iniciar.
-Amén… oye, pero, ya en serio ¿es cierto eso de terminar los proyectos? Porque la constante aquí son las laaargas y laaargas.
-Pues según él sí. Dijo que la construcción de un nuevo edificio absorbería la totalidad del presupuesto y no se lograrían las metas establecidas desde un principio en el mejoramiento de los servicios.
-O sea que, a su parecer, o Presidencia bonita o buenos servicios... Mmmm, eso parece una indirecta para el alcalde de la vecina ciudad de Torreón. A ver si lo invitan a conocer el edificio.
-No estés amarrando navajas. Don Pepe ya fue invitado por el alcalde de Torreón a conocer la nueva sede municipal.
-Pues a ver si no se le antoja siempre sí aventarse uno parecido y se le olvida lo dicho.
-¿Ya ves cómo eres? Lo cierto es que la ciudadanía espera ansiosamente que los recursos realmente se apliquen para atender los aspectos que dice el jefazo de Gómez que son su prioridad, pues el pavimento, las plazas y el centro de la ciudad están para llorar.
No cabe duda que todo se olvida.
-¿Lo dices acaso por el doloroso descalabro del Santos?
-No, ni me toques ese son… Me refiero al senador expriista, independiente, ciudadano, coalicionista, neopanista, o como se le pueda llamar, José Rosas Aispuro. Ahora resulta que ha adoptado el discurso antisindical propio del partido azul.
-¿Qué dijo?
-Se lanzó duro contra los sindicatos al señalar que éstos deben estar fuera de los órganos de decisión de Petróleos Mexicanos y Comisión Federal de Electricidad, en respaldo a la iniciativa del PAN para que en el consejo de la petrolera sólo figuren expertos independientes y representantes del gobierno.
-¡Válgame! O sea que el senador ¿ya no se acuerda cuando dentro de su partido y hasta como dirigente, él y los suyos solapaban, al igual que todo el priismo, el sindicalismo charro y corporativista?
-Pues no. El señor Aispuro dijo que apoya la propuesta de su nuevo partido porque se busca transparentar las acciones de Pemex, pero que en ningún momento se pretende atentar en contra de los derechos de los trabajadores.
-Ah, bueno.
-Ni con los suyos puede… andan diciendo en la tranquila comunidad de Lerdo.
-¿Hablas del jefazo Luis de Villa?
-Mismamente.
-Y ¿por qué dicen eso? De seguro son las malas lenguas.
-Pues porque el Cabildo se le está rebelando a don Luis.
-Serán los regidores de oposición.
-No nada más ellos. Ahora resulta que los de su partido, el PRI, en la última semana se le han puesto a las patadas.
-Mmmm que la… ¿por qué?
-Por una licencia de alcoholes autorizada para La Loma. Los ediles priistas se han dividido en dos bloques, uno a favor y otro en contra de la misma, a tal grado que en la última sesión de cabildo la discusión no fue con los panistas sino entre el síndico Rodrigo Silva y el presidente de la Comisión de Alcoholes, Manuel Sánchez.
-Y los panistas divertidos mirando, de seguro.
-El síndico incluso confesó que ya le advirtieron al alcalde que no se reunirán con el secretario Mario Saucedo, y que no permitirán que se inmiscuya en la relación del alcalde con el cabildo.
-Uy, ¡qué fuerte! A ver hasta dónde llega esta rebeldía.