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Verdades y Rumores

EL AGENTE 007

En el cambio en el mando de la XI Región Militar hay algunos detalles sobresalientes, de acuerdo con nuestros subagentes vestidos de verde olivo. Uno tiene que ver con la corta estancia del general Roberto de la Vega, quien apenas duró un año como jefe militar en Coahuila, Chihuahua y La Laguna de Durango. Aunque la llegada del general Moisés García Ochoa se presentó como un relevo natural por el cambio de mandos en la Secretaría de la Defensa, los subagentes hicieron notar que esto no se repitió en otras partes del país. El otro lugar donde hubo cambio fue en Baja California, pero ahí el comandante saliente ya tenía cuatro años en el cargo y le tocaba traslado. El cambio llamó la atención porque no pasó desapercibido el hecho de que el operativo “Laguna Segura” no logró bajar la violencia criminal en la zona, mientras que en el resto de Coahuila se elevó la inseguridad, todo mientras el general De la Vega estaba al mando.

Don Moisés llega a La Laguna luego de haber sonado fuerte para el cargo de secretario de la Defensa en el actual gobierno, aunque también involucrado en un escándalo que se balconeó el año pasado cuando era director de Administración de la Sedena y salió a la luz la compra de un avanzado equipo de cómputo, supuestamente para espionaje electrónico, que costó la módica suma de cinco mil millones de pesillos. El uso del equipo nunca fue aclarado y la exorbitante suma despertó sospechas de que el alto mando quería poner pájaros en alambres políticos y no nada más criminales. Don Moisés sobrevivió la controversia y su traslado buscaría aprovechar la experiencia que tiene en labores de inteligencia. El general asumió ayer el cargo en una ceremonia donde sobresale otro detalle interesante, pues el gober de Coahuila, Rubén Moreira, fue el único gobernador de los estados que abarca la XI Región que acompañó al nuevo mando, con quien tiene una larga relación. Se dice que el gober de Chihuahua, César Duarte, se disculpó porque la nieve le impidió hacer el viaje, pero la ausencia inexplicable fue la del duranguense Jorge Herrera Caldera. Al parecer don Jorge quiere mantener su distancia del problema de inseguridad que se vive en La Laguna, aunque las malas lenguas comentan que no se le giró invitación debido a fricciones que trae con el Ejército. Esto llama la atención si se considera que en las estrategias de seguridad que presentó al Congreso el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, Durango aparece como un foco más rojo que Coahuila. Pero mientras en el Ejército y en Gobernación terminan de ajustar sus estrategias, la violencia sigue imparable en La Laguna y sin que se vea la puerta de salida.

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Mientras colonos de varios sectores residenciales que han pedido el cierre de calles están que trinan contra el Municipio por la falta de orden en los trámites, el funcionario encargado de ponerle seriedad a todo el asunto impuso su propio encierro. Y es que el director de Urbanismo, Arturo Lozano, llevaba semanas sin aclarar en qué estado se encuentran los trámites y sólo apareció para decir que, en efecto, no existe ninguna norma para permitirlo. Las declaraciones de don Arturo, junto a las del tercer regidor, José Gánem, quien dijo que ninguna colonia tenía permiso para cerrar vialidades, confirman que la administración municipal es un cero a la izquierda cuando se trata de resolver peticiones ciudadanas y que cualquiera puede burlar la autoridad para irse por la libre. Porque si es cierto que, como dicen los funcionarios, no hay normas ni permisos para cerrar calles, no se explica por qué hay colonias que ya lo hicieron. Nuestros subagentes dicen que el “arreglo” entre Urbanismo y las asociaciones de colonos era que éstas metieran sus solicitudes y mientras el Municipio hacía como que las revisaba, las calles se cerrarían en acuerdos por debajo del agua. Por su parte, el alcalde Eduardo Olmos se mantiene cómodamente al margen de la polémica, nomás viendo cómo sus funcionarios se van de boca con declaraciones inverosímiles porque lo único que hacen es revelar la falta de autoridad. Las críticas de colonos y de consejos ciudadanos también han dejado ver que en el Municipio son impermeables a la participación cívica y prefieren aguantar las críticas antes que ponerse a trabajar.

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El gober Rubén Moreira arrancó el año con el lanzamiento de programas sociales, pero nuestros subagentes comentan que a la entrega de materiales de construcción y de alimentos añadió sutilmente un programa de pavimentación. Sí, para pavimentarle el camino a la alcaldía a su secretario de Desarrollo Social, Miguel Ángel Riquelme. Como don Miguel fue el encargado de organizar dos días de eventos con el gober Moreira, quedó claro que hacerlo en Torreón tenía una clara intención electoral, sobre todo porque don Rubén hasta anunció el relevo en Desarrollo Social. El afortunado será el curuleco Rodrigo Fuentes, lo cual confirma que la intención para despolitizar esta secretaría se encuentra en algún bote de basura del Palacio Rosa, en el mismo lugar a donde fue parar aquella reforma que ponía al secretario de Desarrollo Social un candado de dos años para buscar cargos de elección popular. Como se sabe, don Rigo es un operador fiel del próximo candidato del PRI a la presidencia municipal, con quien ha manejado programas electoreros durante varios años. El haber iniciado en Torreón los proyectos de este año le da a don Miguel una palestra inmejorable para proyectarse, sobre todo porque tendrá que guardarse varios meses del período “intercampañas” entre el dedazo (perdón, postulación) que será en febrero y el arranque del proselitismo, en junio. En este lapso, don Rigo podrá encargarse de preparar la estructura para evitar que en la elección de julio haya sorpresas como la del año pasado, cuando el PRI perdió un distrito.

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Del lado del PAN, Jesús de León Tello quedó confirmado como la carta del curuleco y exprimer compadre, Guillermo Anaya, para la candidatura a la alcaldía, pero nuestros subagentes dicen que don Chuy buscará extender al máximo el goce de la nómina antes de lanzarse a la nueva aventura electoral. El panista cobrará durante todo el mes como delegado de Comunicaciones y Transportes a pesar de que ya presentó su renuncia desde el cambio de gobierno. Esto le dará oportunidad de guardarse un rato mientras sus operadores juntan los votos necesarios para la convención de delegados que elegirá candidato en febrero. Se comenta que el grupo de don Memo buscará repetir la dosis que aplicó hace poco en la elección de dirigente municipal del partido, cuando logró vencer al grupo del exalcalde Jorge Zermeño para imponer a Miguel Batarse al frente del comité. Don Jorge, por su parte, trasladó la batalla al Comité Nacional donde buscará convencer a los jefazos del partido de intervenir en la elección interna. Por eso no fue casualidad que el exembajador se aventó unas declaraciones el otro día para deplorar la afiliación corporativa de miembros “adherentes” como una forma de control de grupos que se habrían alejado de la esencia del panismo. Y es que son esos “adherentes” los que forman la base del grupo de don Memo que el año pasado le ganó la candidatura al Senado. El problema es que cualquier decisión para suprimir ese tipo de militancia se tomará hasta la asamblea del PAN en marzo y no le alcanzará el tiempo a don Jorge para sacarlos del proceso interno. Será para la próxima.

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