Los gobernadores de Coahuila, Rubén Moreira, y de Durango, Jorge Herrera Caldera, pueden presumir que se reunieron dos veces en menos de una semana con el secretario de la Defensa Nacional, el general Salvador Cienfuegos. Pero en los mensajes cifrados de los pasillos militares se comenta que si el jefe del Ejército debe tratar con esa frecuencia el mismo tema es porque algo no anda bien. Nuestros subagentes dicen que ambos gobernadores habían estado con don Salvador la semana pasada en la reunión del gabinete de seguridad con mandatarios del noreste para revisar estrategias de combate al crimen, pero el secretario decidió darle seguimiento al tema de La Laguna en una reunión aparte con don Rubén y don Jorge, porque el previo encuentro realizado en Monterrey terminó sin acuerdos sobre cómo se iban a coordinar los gobiernos estatales en la Comarca.
El tema ya hizo crisis por la ausencia de comunicación entre autoridades de Coahuila y Durango, especialmente lo que se percibe como un abandono por parte del gober Herrera a la situación de seguridad en Gómez Palacio y Lerdo. De modo que el general Cienfuegos los citó a ambos en la sede de la Defensa Nacional para pedirles que por favor se lleven bien. Sería bueno saber si en esa reunión aclararon el asunto de cómo queda La Laguna de Durango en el esquema territorial de la XI Región Militar, luego de que se reveló que don Jorge pidió regresar a los municipios de su lado a la Tercera Región cuya sede está en Mazatlán. El secretario de Gobierno de Durango, Jaime Fernández Saracho, terminó por enredar las cosas al decir que ellos nunca pidieron tal cosa y que la región lagunera de Durango no fue desmembrada del mando local. El problema es que esa declaración choca con la necia realidad y el hecho de que el gober Herrera no fue invitado a la toma de posesión del general Moisés García Ochoa como jefe de la XI Región Militar y ambos nunca se habían reunido hasta que se vieron el jueves en la Sedena. Lo positivo de estos encuentros es que, finalmente, en el alto mando del Ejército ya empezaron a darse cuenta que la situación en La Laguna es grave y única en el país por la división estatal, y que nada se va a arreglar si cada quien jala por su lado.
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Fue notorio el contraste entre los actos de registro de precandidaturas de los suspirantes del PAN a la alcaldía de Torreón, Jesús de León y Jorge Zermeño. Don Chuy se hizo acompañar por la plana mayor del panismo coahuilense, como los curulecos Guillermo Anaya y Marcelo Torres, el senador Luis Fernando Salazar y el curuleco local Fernando Gutiérrez. Don Jorge, por su parte, llegó prácticamente solo. La comparación entre ambas imágenes sugiere que al exembajador en España le van a repetir la dosis del año pasado, cuando el grupo de don Memo le ganó la candidatura al Senado. Sin embargo, el exprimer compadre se llevó una sorpresa cuando quiso hacerle un favor a su “gallo” y despertó las simpatías a favor del aspirino rival. Nuestros subagentes que navegan por Facebook comentan que don Memo subió una foto acompañando a don Chuy en el registro y sus “amigos” de esta red social se le fueron encima al reclamarle por qué no había tenido el mismo gesto con don Jorge. Otros sugirieron que el exalcalde debía repetir como candidato al estar mejor posicionado en una contienda contra el priista Miguel Ángel Riquelme. Habrá que ver si estos cibernautas van a votar en la elección interna del PAN, porque hasta ahora el grupo anayista mantiene el control del padrón que elegirá al candidato. Quizá por eso don Jorge se ha colgado del discurso contra los panistas que habrían corrompido al partido usando prácticas clientelares para favorecer intereses de grupo. Por su parte, el grupo de don Chuy argumentará que es hora de renovar los cuadros y que el exalcalde ya tuvo su oportunidad y debe hacerse a un lado para abrir paso a las nuevas generaciones. La pugna entre estas dos posturas definirá al candidato a alcalde, pero al perder la oportunidad para un frente unido, los panistas podrían poner en riesgo la próxima elección.
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Nuestros subagentes en la Secretaría de Agricultura comentan que el próximo recibo de luz en las oficinas del nuevo titular, el exgober Enrique Martínez, va a ser estratosférico por el nivel de calefacción aplicado para descongelar a algunos grillos coahuilenses que en el sexenio pasado estuvieron en la “Banca de la Gente”. Don Enrique ya le dio el hueso de director de la Comisión Nacional de Zonas Áridas a Abraham Cepeda, quien había sido su secretario de Gobierno y pastor del rebaño priista en el Congreso, y que estaba a punto de la parálisis molecular por la congelada que le dio Humberto Moreira. Otro rescatado fue Mario Eulalio Gutiérrez, aliado político del exgober Martínez que también llevaba años fuera de la jugada y que va a cobrar de delegado de Agricultura en Coahuila aunque su oficio es de minero. Pero no todo ha sido para los cuates, pues don Enrique también echó mano de cuadros profesionales vinculados al estado, como el lagunero Raúl Urteaga Trani, quien durante más de una década fue encargado de las oficinas comerciales de México en Estados Unidos y Japón, y era pieza clave para vincular a gobiernos estatales con empresas en esos países en la atracción de inversiones y para insistir en la necesidad del hospedaje industrial, aunque algunos gobernadores por estos lares no le hicieron mucho caso. Don Raúl ocupará la coordinación de asuntos internacionales de la Sagarpa, a ver si en política agropecuaria le hacen el caso que no le hicieron en política industrial.
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La Junta de Mejoras Materiales de Torreón sigue esperando un donativo de 240 toneladas de asfalto que iba a mandar Pemex para cubrir sus necesidades de pavimentación y bacheo en Torreón, pero nuestros subagentes comentan que ya salió el peine con el destino del material. Se dice que el cargamento habría sido desviado y entregado a una constructora que realiza una obra de pavimentación financiada con el Impuesto sobre Nóminas. El intermediario en el donativo es la dirección de Obras Públicas del Municipio, que maneja Miguel Algara, pues esta dependencia es la encargada de recibir la petición de la Junta y realizar la gestión con Pemex. Sin este material, la Junta no tendrá los insumos para arreglar el desastre que es el pavimento de la ciudad, pues apenas cubre sus operaciones con las cuotas que recauda el Municipio. Pero en la contraparte habría un constructor muy contento porque el asfalto le llegó gratis.
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La alteración de los documentos que detallan los créditos adquiridos en tiempos del exgober Humberto Moreira y su interino Jorge Torres López volteó las miradas otra vez a la pandilla que manejó el Sistema de Administración Tributaria de Coahuila y que, al igual que los datos clave sobre las condiciones de los créditos, se aplicó “liquid paper” para esfumarse. El secretario de Finanzas, Jesús Ochoa, reconoció que el tachado de información como las tasas de interés, los montos de penalizaciones y las identidades de los funcionarios que contrataron los préstamos no debió ocurrir y se deslindó de la manipulación de los contratos que fueron hechos públicos hace unos días para ponerle la cereza al pastel de la Semana de la Transparencia del gobierno estatal. Las malas lenguas en la Urbe de Adobe comentan que los documentos habrían sido alterados en los tiempos en que Javier Villarreal manejaba el Satec y que el borrado de los datos se dio cuando fue corrido de la dependencia al destaparse el cochinero de la deuda en agosto de 2011. Pero los subagentes comentan que esos datos eran esenciales para la reestructuración de los créditos que se hizo tras el escándalo, así que la información estaría en las copias que tienen los bancos. La pregunta es cuándo se harán públicos. Mientras tanto, don Javier y su secuaces continúan cómodamente prófugos.