La lucha por la candidatura del PAN a la alcaldía entre Jesús de León y Jorge Zermeño ya está más caliente que un verano lagunero, con ambos bandos en pleno jaloneo por inclinar la balanza a su favor. La lucha no es sólo por el voto de los militantes, donde el grupo de Guillermo Anaya mantiene el control, sino también en las argucias sobre la elección misma, pues al parecer el equipo de don Jorge busca detenerla. La tensión es tal que para el viernes se espera la visita del líder nacional, Gustavo Madero, que vendría a limar asperezas, aunque también podría traer una carta escondida. Nuestros subagentes comentan que el Comité Nacional del PAN elabora una encuesta a raíz de un acuerdo según el cual si hay una distancia de más de 10 puntos entre los precandidatos, el de menor preferencia se retiraría de la contienda. La encuesta pondría fin a las dudas sobre cuál de los dos suspirantes tenía más posibilidades de ganarle al priista Miguel Ángel Riquelme.
Sin embargo, se dice que el equipo de don Chuy se empezó a poner nervioso ante la posibilidad de quedar mal parado y ahora intentan bloquearla. Para tal efecto, comisionaron otro sondeo que los ubicó en una posición más alentadora en un escenario contra el PRI, y don Chuy presumió los resultados asegurando que venían de una empresa “seria”. En efecto, la firma Arcop es seria pero también es dirigida por Rafael Giménez, quien fue el encuestador de cabecera de Felipe Calderón desde su campaña presidencial y en Los Pinos y ahora se dedica a trabajarle a la facción calderonista del PAN, incluyendo a los compadres del expresidente. Inmediatamente, las ligas con don Memo resultaron sospechosas en algunos sectores del PAN, sobre todo porque al presumir esta encuesta, don Chuy se guardó el dato de una contienda Zermeño-Riquelme, seguramente porque la comparación no le conviene. Además los subagentes comentan que, de acuerdo con un reciente estudio sobre casas encuestadoras, Arcop trae un promedio de 50 por ciento de efectividad. Es decir que en los últimos 24 procesos electorales en el país le han atinado sólo a la mitad de los resultados. En cuanto al sondeo de la cúpula panista, los resultados tendrían que darse en los próximos dos días pero se comenta que don Chuy ya descartó declinar la postulación y buscará sostener la elección interna del domingo. En el PAN algunos comentan que don Jorge ya empezó a buscar alternativas ante una posible derrota y ya habría entrado en una negociación para no hacer escándalo con el resultado. El objetivo sería obtener la secretaría general del PAN cuando se renueve la dirigencia. ¿Será?
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Del lado del PRI, los momios a favor de Jesús de León probablemente van a mejorarle el sueño al suspirante tricolor Miguel Ángel Riquelme, quien está más preocupado por su rival panista que por su “rival” en la elección interna, Marco Antonio Mora. Nuestros subagentes cuentan que en el reciente debate de don Chuy con Jorge Zermeño organizado por El Siglo de Torreón los más interesados en observarlo no fueron los militantes panistas sino los estrategas priistas para comenzar a buscar los puntos débiles en el discurso de quien esperan sea el candidato blanquiazul. Se dice que hasta el jefazo del PRI municipal, Francisco Dávila, mostró gran interés en seguir el encuentro, así como varios de sus operadores. El problema que tienen los priistas es que la operación electoral no está bien afinada pues ya se les olvidó cómo se hacen campañas sin la generosidad del presupuesto estatal, pues el sexenio de Humberto Moreira los dejó mal acostumbrados y al parecer todavía no terminan de aprender las lecciones del descalabro que sufrieron el año pasado.
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Nuestros subagentes en la Urbe de Adobe comentan que el exgober y secretario de Agricultura, Enrique Martínez, quiere hacerle una travesura al PRI en la campaña por la alcaldía. Se dice que don Enrique todavía está ardido por la derrota que sufrió su hijo Enrique Martínez Morales en la pasada elección de diputado federal, además de que el candidato tricolor, Fernando “El Diablito” de las Fuentes, no es santo de su devoción. Esto se combina en un supuesto apoyo que el exgober le quiere dar al suspirante panista Isidro López, heredero de la dinastía empresarial de los López del Bosque, quien le estaría complicando las cosas al tricolor. Obviamente don Enrique no pierde la compostura y se mueve de manera institucional, pero bajo esta superficie estaría manejando a algunos operadores para darle un susto al Diablito, quien además enfrenta un panorama poco alentador en la peronera capital. En esta grilla está atravesado el gober Rubén Moreira, quien debe entregarle buenas cuentas al PRI en julio próximo pues de otra forma su control político en Coahuila se vería muy afectado. Si esta grilla trasciende a las altas esferas del Gobierno Federal la cosa de pondría muy interesante.
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Vaya paquete el que acaba de agarrar el exrecaudador de rentas, José Armando García Triana con la dirección de Cuencas Centrales de Conagua. Don Pepe agarró el hueso en momentos muy delicados por la situación de las presas que riegan el agro lagunero, pues los bajos niveles obligaron a reducir el volumen del ciclo agrícola que comienza en unas semanas. De entrada enfrentará las protestas de productores que exigen más agua para lo cual deberá hacer gala de esa virtud política de decirle que sí a todo mundo para darles el avión. Luego tendrá que lidiar con los grupos ambientalistas que promueven soluciones al problema del acuífero que implican meter en cintura a concesionarios de pozos para que acepten mediciones de volumen y tecnificación de riego, para lo cual se requiere algo de experiencia en asuntos hidráulicos que tendrá que aprender rápido. Y para rematar, nuestros subagentes comentan que don Pepe no trae la mejor de las relaciones con su jefe directo, Óscar Pimentel, quien sigue clavado en La Laguna desde su nueva chamba en la Ciudad de México. Los subagentes cuentan que incluso en la toma de posesión de don Pepe, un grillo local comentó que “a éste no lo quiere Pimentel, se lo pusieron a fuerza”. Con tanta bronca, el nuevo funcionario de Conagua tendrá que hacer gala de sus contactos en el primer círculo del presidente Enrique Peña Nieto, pero queda claro que con estas grillas el urgente problema del agua en La Laguna no se va a arreglar.
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Ciudad Acuña acaparó esta semana reflectores en la prensa nacional por unas declaraciones que dio el jefazo de la Policía municipal, Javier Aguayo, anunciando que sus muchachos iban a detener a quien “atente contra las buenas costumbres”. Exactamente qué significa esto nadie pudo decir, pero algunos indicios se deducen de una campaña que arrancó la corporación policiaca para pedir a la ciudadanía denunciar a mujeres que vistan minifalda. El revuelo fue inmediato ante el absurdo de que en esa ciudad fronteriza la minifalda resulte más peligrosa que un “cuerno de chivo” como los que portan los grupos criminales que azotan Acuña sin que nadie les haga nada. El alcalde Alberto Aguirre inmediatamente trató de sacar la pata que metió su jefe policiaco pero terminó por empeorar el asunto pues aunque negó las sanciones contra mujeres con minifalda, dijo que el Bando de Buen Gobierno prohibe “exhibirse de manera indecente o indecorosa” en sitios públicos, lo cual añadió más confusión porque nadie sabe cuál es el criterio. Nuestros subagentes comentan que a las autoridades acuñenses en realidad sufrieron una sobredosis de “moralina” por andar de oficiosos pensando que estas ideas van a tono con el discurso que trae el gober Rubén Moreira para poner orden en el Estado. Acuña ya había captado la atención con el homicidio de José Eduardo Moreira hace unos meses, que exhibió la ola criminal en la zona fronteriza, pero ahora las autoridades municipales mostraron que sus prioridades son otras.