La campaña del suspirante del PRI a la alcaldía de Gómez Palacio, José Miguel Campillo, agarró sabor “chilango” con la contratación de dos asesores traídos expresamente del Altiplano para aplicar sus tácticas de campaña en el desierto. Nuestros subagentes cuentan que los operadores, identificados como Carlos Olivares y Tomás Lázaro, serían de los que piensan que más allá del Toreo todo es Cuautitlán y que sus ocurrencias han levantado más de una ceja en el cuarto de guerra de don Pepe. La estrategia chilanga quedó en evidencia durante un encuentro del priista con su rival del PAN, Augusto Ávalos, quien arremetió contra la gestión de don Pepe en el Sistema de Agua Potable de Gómez señalando presuntos actos de corrupción. Al candidato del PRI no se le ocurrió nada mejor que mezclar peras con manzanas y respondió con casos de corrupción atribuidos a panistas, pero fuera de aquí.
Fue así que a la campaña de Gómez Palacio entraron temas como el desfalco multimillonario de la Estela de Luz en el gobierno de Felipe Calderón, la polémica en torno a Ernesto Cordero por su manejo de las finanzas de la bancada del PAN en el Senado y las travesuras de César Nava en Pemex. O sea, tuvo que recurrir a puros casos foráneos porque como el PAN nunca ha gobernado en Gómez todavía no tiene trapitos que le saquen al sol. Al parecer nadie le sugirió a don Pepe que no tenía que ir muy lejos para encontrar joyas panistas pues nomás tendría que voltear a los vecinos de Torreón y Lerdo para sacar voluminosos expedientes. Los subagentes comentan que esta estrategia fue ideada precisamente por los asesores de fuera, pero como vienen contratados directamente de Durango, nadie en la campaña de don Pepe ha osado protestar por el manejo de la campaña porque son muy disciplinados. A final de cuentas, al priista le fue mal en el encuentro que tuvo con don Augusto, por lo que ya le recomendaron que no se vuelva a parar en un foro similar y menos en uno, como el planeado por El Siglo de Torreón, donde el formato incluye preguntas directas entre los candidatos, así que nos va a privar de su presencia.
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Nuestros subagentes instalados en los “polígonos” de alta incidencia criminal comentan que ayer anduvo por tierras laguneras una alta funcionaria de la Secretaría de Gobernación encargada de supervisar la aplicación del programa de prevención del delito que lanzó aquí hace unos meses el subsecretario Roberto Campa. Su encomienda fue revisar con autoridades locales los avances de los proyectos que aplicarán los gobiernos de Coahuila y Durango con la bolsa de más de 100 millones de pesillos que les va a caer para rescate de espacios públicos, atención a grupos vulnerables y recuperación del empleo. Los subagentes cuentan que ya está todo listo para iniciar el programa y que el dinero comenzará a llegar la próxima semana. Esto sugiere que en la oficina de don Roberto habrían tenido un arranque de prudencia al no soltar los billetes en mayo, como estaba contemplado, para que los gobiernos locales no tuvieran la tentación de jugar electoralmente con la bolsa de recursos. También se dice que los funcionarios de Gobernación traen intenso contacto con empresarios locales para definir actividades económicas donde se aplicarían los programas de empleo para evitar la entrada de jóvenes en grupos delictivos, lo que significa que el alcance de este programa va más allá de acciones de gobierno. Los subagentes comentan que en la Ciudad de México han puesto una lupa grande sobre cómo se va a manejar este programa en La Laguna, sobre todo en la parte de infraestructura, para que los gobernadores Rubén Moreira y Jorge Herrera Caldera no caigan en el típico juego de hacer obras “de relumbrón” que lucen mucho, pero ayudan poco.
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Y hablando de seguridad, el rumor que se manejó aquí la semana pasada sobre la mudanza de la XI Región Militar fue respondida con filtraciones sobre un supuesto Centro de Operaciones Especiales de la Secretaría de la Defensa Nacional. Nuestros subagentes vestidos de verde olivo comentan que la versión de este centro sería un hueso a roer para no generar molestias por el cambio de la comandancia militar a Chihuahua, evitar temores de que La Laguna quedaría descobijada y no dejar gente “sentida” ante la percepción de abandono. Sin embargo, este centro de operaciones en realidad es un proyecto que apenas está en papel y si se hace, tardaría años. Lo mismo pasa con el plan para instalar en Torreón la coordinación regional para estados del Norte que pretende la Procuraduría General de la República, junto a un centro de inteligencia que según esto será de lo más avanzado, pero que también está en un limbo burocrático. Al parecer las autoridades locales no han sido informadas por la Secretaría de la Defensa sobre los planes para la XI Región, pero el gober Rubén Moreira le podrá preguntar eso al general secretario, Salvador Cienfuegos, cuando lo vea en San Luis Potosí esta semana, a ver qué noticias trae.
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El aspirino del Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Torreón, Raúl Sifuentes, está aprendiendo lo que se siente estar del otro lado de la tortilla, pues de “perseguidor” pasó a “perseguido” y ahora anda viendo moros con tranchete por todos lados. Primero fue el arresto de su principal operador, José Luis Dovalina, y luego el supuesto “levantón” que sufrió su estratega en áreas rurales, Óscar Sánchez, y del cual don Raúl acusó a la Policía municipal, aunque la versión del MC ha cambiado tanto que ya no se sabe en realidad qué pasó. Quizá el candidato recuerde que hace apenas una década, cuando cobraba de secretario de Gobierno, él era el que tenía las redes de control político en el Estado, usando espionaje y presión para alinear a priistas y buena parte de la oposición. En no pocas ocasiones, don Raúl fue acusado de lo que ahora denuncia, por lo que se debe sentir bastante raro.
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Nuestros subagentes infiltrados en las grillas cultureras reportan un creciente enojo contra la directora del Teatro Nazas, More Barret, por lo que algunos consideran como una caída en la calidad de los espectáculos que se presentan en el recinto, al grado que parece una sucursal del Teatro Blanquita. Doña More ya trae broncas entre promotores culturales, pero la gota que derramó el vaso fue cuando se opuso a que la Camerata de Coahuila hiciera una segunda función de “Carmina Burana” durante su cierre de temporada. Para evitarlo, doña More habría agendado unos trabajos de reparación justo el día del concierto, lo que enfureció a los “cameratos” que querían una función tempranera porque se habían agotado las entradas del concierto nocturno. Los subagentes dicen que el director de la orquesta, Ramón Shade, se sacó un as de la manga y decidió abrir al público el ensayo general para convertirlo en una función cuyo boletaje casi se agotó en un día. El episodio tensó más la cuerda entre la administración del Nazas y los patronos del teatro y la Camerata por lo que se anticipa que la grilla se va a poner buena.